Soul Mom


Madre solo hay una, permítanme diferir en ese aspecto, pues yo, les comento, tengo más de una, por todo aquel asunto del deseo de protección que inspiro en algunas personas y, según dicen, desean colmarme de amor. No importa cual sea la razón, se siente lindo saber que hay personas que se ocupan y preocupan por ti, que te aconsejan, te regañan, te ayudan a crecer emocional, intelectual y espiritualmente, se alegran de tus éxitos y se disgustan por tus fracasos, se entristecen por tus lágrimas y se entusiasman por tus sonrisas, se memorizan el calendario de tus fechas importantes y piensan en ti como algo más que una amiga, sienten un genuino cariño hacia ti. Madre es aquella a la que siempre sientes que necesitas agradecer, cuando piensas en un abrazo es la primera persona que viene a tu mente, que te hace recapacitar cuando estás mal sin críticas ni sentimientos de culpa, que sabe diferenciar entre tus lágrimas y tus sonrisas falsas, que te da las buenas noches y te invita a soñar, es aquella cuya voz calma tus impulsos y relaja tus nervios, que te ve con ternura, aquella que te hace sentir que todo saldrá bien aunque el mundo se esté derrumbando, aquella que está en las buenas, en las malas, las mejores y las peores. Hay personas destinadas a ser mamás y viven buscando hijos toda su vida, entonces empiecen a sacar cuentas, ¿cuántas madres tienen en su vida? Y ni siquiera lo habían notado o… ¿cuántos hijos tienen por allí? A los que les dan todo sin esperar nada a cambio. Yo ya hice mis tareas y sigo agradeciendo y entregando mi amor a todas esas Soul moms que Dios puso en mi vida para hacerla un poquito más feliz.

¿Si o no? ¿XX o XY?


3 de la mañana, mis pensamientos viajaban entre hormonas femeninas, combinación que nadie desea tener jamás, la razón se dispersa, el consciente se duerme, a las neuronas se les olvida hacer sinapsis, la corteza cerebral queda totalmente anulada y la pituitaria crece como Hulk cuando se molesta. Entonces es cuando descubres que eres mujer, no te lo hace saber la visita mensual que mancha tus sábanas, ni la preocupación por la ropa que utilizarás el fin de semana o el color de tus uñas para mañana, no, es ese instante en el que tus pensamientos no coinciden con la razón y llegas a ser totalmente ilógica, las emociones se apoderan de tus decisiones y descubres que te falta el cromosoma Y. Creo que eso es lo único que envidio de los hombres su increíble capacidad para ser básicos, si eres complejo y eres hombre eres gay; por ejemplo si un hombre le pregunta a una mujer “¿estás molesta?”, la respuesta siempre será “NO”, el hombre lo creerá y seguirá la conversación como si nada. DISCULPA si tuviste la necesidad de hacerme esa pregunta es porque algo andaba mal quiere decir que la respuesta es “SI” ¿a quién se le ocurre creer ese tipo de respuestas? A un Hombre. Si una mujer le pregunta a un hombre “¿estás molesto?”, la respuesta siempre será “NO”, pero el análisis (si, hay un análisis) siempre será con respecto a su tono de voz, tiempo de respuesta, entonación, si hizo el gesto característico, si me miró a los ojos; eso, también, es ser mujer. No hay que llegar al extremo del análisis y el escáner de EVA (Wall-E), pero si podrías dudarlo por unos segundos. Otro aspecto que resulta sorprendente, su incapacidad para percibir detalles, tu nuevo corte de cabello, tu nueva manera de maquillarte, el nuevo perfume que compraste, y los muchos etcéteras. Mientras que las mujeres vemos “detalles” donde no los hay, un cabello en la chaqueta, un aroma diferente, su tono de voz apagado, y los pocos etcéteras. A mi parecer esta es la verdadera “Guerra de los Sexos”, incomprensión de géneros; no machismo vs. Feminismo, quién tiene el poder y quién no, quién trae los seres al mundo y quién los fabrica, quién muere primero o quién madura después, no, es la incapacidad que tenemos de entender que, a pesar de que somos humanos evolucionados, nuestros cerebros trabajan de formas distintas, asimilamos la información en otras dimensiones y la distribución de nuestro cerebro cambia de acuerdo a nuestro sexo. That’s all, lo dice una feminista consciente, que trata de entender por qué un NO es si para unas y no para otros.

¿Me das tu PIN?

Después de 2 años y unos cuantos días de estudiar en UNITEC, una prestigiosa y exclusiva universidad del centro del país, y con prestigiosa y exclusiva quiero decir que tu tarjeta de crédito debe tener un límite determinado y tu carro debe ser modelo 2007 en adelante. Después de la intangible pero existente presión de no poseer camisas “Aero”, no tener sólo zapatos Puma, Lacoste o Crocs (¿todos animales?) y, por sobre todo, no tener BLACKBERRY, llegó a mi tal y como a las 12:30 un día lunes la gente te saca en la estación del metro de caracas dónde no debías bajarte, justo así, de la misma manera en la que un sabio y popular ciudadano creó la frase “Si no puedes con ellos úneteles”, así fue. Sorprendida, sentí emoción cuando me dijeron que me lo había comprado y que sólo debía ir a buscarlo y hacer los trámites que exige Movistar para poseer el plan adecuado, impresionada descubrí que la moda me importaba, si a mí, yo que siempre me había sentido inmune a eso, a las cursilerías femeninas y al ¿qué dirán? Me di cuenta que me importaba decir “No tengo” a la petición “Dame tu PIN”, refugiada por supuesto en el sarcasmo y el silencio mis 2 mejores compañeros de vida, uno me ha conseguido amigos y el otro me ha regalado soledad, otras 2 cosas que aprecio.
Ya con mi PIN, mi famoso Blackberry, mi Edge en mayúscula, mi Uber, mis cadenas y mis notas de voz, comprendí (¿no es ese el verbo más útil que existe?) que puede existir un equilibrio y que los extremos son increíblemente absurdos, negarse a tener un Blackberry es tan ilógico como aquel que muere por uno, darle tanta importancia a cualquier cosa material es irracional y convivir con seres que no juzgan al libro por su portada sino por su blackberry sin flash o sus Converse originales es un aprendizaje y un bonito espejo que Dios nos regala para que reflexionemos y entendamos que existen muchísimas razones más por las cuales vivir o morir y para que jamás tengamos que decir “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.