Fase I: Observación, Reconocimiento y Clasificación

En el aire, no tan contaminado, se respiraba el delicioso aroma de nerviosismo al que yo, después de muchos años, ya era inmune (o eso creía), nuevas caras, viejos rostros, nuevas amistades que construir, viejos amigos con nuevas historias que contar, era mi día favorito del año, justo después de mi cumpleaños, lo esperaba con ansias, contaba los días, era como revivir, definitivamente, para mí, no había nada mejor que el primer día de clases.
Había cierto ambiente de tristeza en nosotros pues este era nuestro último primer dìa de clases juntos, sin embargo la felicidad que nos embargaba cada vez que nos volvíamos a ver opacó, casi por completo, todo aquello. Abrazos, besos, cariños, gritos, exclamaciones, nuevos cortes, nuevos colores, cambios de looks, casi todos habían crecido más de 10 cm, o eso calculaba yo, los nuevos alumnos, esperaban que alguno de nosotros se acercara para hacer el primer contacto, los más atrevidos se adelantaban a todo aquello, diciendo su nombre y esperando conocer a su nuevo mejor amigo o al menos algún compañero que le explicará la dinámica de la situación, los más tímidos quizás no decían una palabra hasta el día siguiente, pues con tanta alegría y algarabía no había tiempo de ser cordiales con aquellos nuevos estudiantes que necesitaban desesperadamente adaptarse a ese ambiente de locura, como lo era nuestro colegio.
Yo por mi parte, llegaba siempre tarde a aquel fabuloso día, los besos y abrazos debían esperar hasta el recreo, mis mejores amigas siempre guardaban un puesto para mí; al entrar al salón asignado, después de haber saludado a todos los maestros, secretarias, alumnos de años inferiores, portero, cantinero, y demás trabajadores que encontraba en los pasillos, sentía entrar en mi hogar, sentía llegar a donde pertenecía, algo en mí hacia click y encajaba, allí me completaba, a partir de ese momento me convertía en la persona que soy, amo y deseo ser para siempre.
Desde mi asiento saludaba a todos los que me observaban, unos cuantos debo admitir, a algunos les hacía algún gesto de sorpresa, pues habían cortado su cabello, a otros les tiraba un beso o alguna otra señal de cariño, a otros simplemente saludaba y a algunos ignoraba por no haber si quiera escrito en las pasadas vacaciones. La primera hora de clase, una completa pérdida de tiempo, transcurría rápido pues sólo hablábamos y todos estábamos distraídos, pasaría un buen tiempo antes de acostumbrarnos a prestar atención y concentrarnos por más de 2 horas seguidas. El primer recreo, el mejor de todo el año, era el momento de analizar, evaluar y contar, habían 7 alumnos nuevos en nuestra sección, 2 se habían ido y 3 noviazgos ya eran fracaso, como era costumbre cuando las vacaciones se interponían en su camino, mi grupo conformado por 5 hombres, Ángel, nuestro gordito, gracioso, ocurrente, siempre nos hace reír con cualquier estupidez, sumamente inteligente pero demasiado hombre para aceptarlo o reflejarlo, él es completamente necesario, Andrés, mi flaco feo, mi bailarín, mi artista, pinta mejor que nadie, mi mejor amigo, a quién todo le cuento, compartimos la pasión por el cine, ama criticar, es detallista, ordenado y siempre encuentra una explicación para todo, siempre me hace reír, necesario al cuadrado; José, él es el raro que todo grupo necesita, incondicional, siempre tiene energía para todo, completamente fugaz, ausente, crea su propio mundo y a veces se pierde en el, puedo pasar noches enteras conversando con este maravilloso ser, sus problemas e historias son irreales, es todo un personaje, Oliveros, nuestro poeta, supremamente inteligente, se cree, y es superior a los demás, completamente sincero, no teme herir sentimientos cuando se trata de decir la verdad, nos quiere, es guapo, serio y bohemio, y está irremediablemente loco, sus frases me inspiran, siempre aprendo con él, amo escucharlo, leerlo y que sea mi amigo, nuestra vida sin él sería extraña y bastante aburrida; y Ben, la palabra que mejor lo describe es mágico, sus frases son pegajosas, nos adora, se preocupa por nosotros, compartimos ideas, nos hace reír, Oliveros y él son amigos hasta morir, Bananín y Bananon creo que no hay fuerza en este mundo que pueda separarlos, amo su amistad. Y para completar este clan de locura, 6 mujeres, Mariana, la hermosa, con sus pecas, hoyuelos, su tez blanca, atractiva sonrisa, inocencia y ojos cautivadores, su risa fácil, es como nieve recién caída; Diana, la aventurera y adelantada a todo, la que siempre ha vivido esa experiencia en la que necesitas ayuda, siempre tiene una nueva historia, y cuando necesitas ser escuchada ella está ahí, tiene una belleza exótica y seductora; Andrea, tímida, callada, hermosa, rumbera y necesaria, Karla, con quien siempre puedo conversar, la amiga millonaria que todo grupo requiere, la de la casa hermosa, con quien comparto muchas ideas y pasiones es la compañera que eligiría para vivir, convivir y crecer, tierna, aunque no le gusta admitirlo, cabello pantene, carácter dominante, alta, blanca, delgada, hermosa sonrisa, sólo los que la conocemos podemos amarla como la amamos, tiende a ser insoportable con aquellos que no son nada en su vida, pero con aquellos que le interesa, es una verdadera amiga; Angela, hermana de Ángel, así como llevan la misma sangre son completamente opuestos, ella es tímida, tiene unos ojos hermosos, habla cuando es necesario, no es ocurrente como su loco hermano, cariñosa, amigable y ciertamente trae paz a nuestra locura; y yo, por supuesto, tan ocurrente como Ángel, inteligente, completamente loca, completamente dependiente a este loco clan, tengo una ligera debilidad hacia los zapatos, soy una Shopaholic, mi pasión es el cine, el béisbol, leer y mis amigos, mejor conocida como MariB, este en resumen es nuestro grupo.
Luego de criticar a mil, contar todas las anécdotas, compartir fotos con sus respectivas historias y desayunar, los responsables de la multiplicación y expansión del clan, Andrés, Ángel, Diana, Andrea y yo, nos disponíamos a conocer a los nuevos, evaluándolos y clasificándolos, las 3 primeras habían comido 1 empanada cada una, de las malas, si nos simpatizaban luego les diríamos los trucos y secretos para sobrevivir con el alimento de la cantina, eran de baja estatura la más bonita tenía los ojos claros y hoyuelos, mi debilidad, se llamaba Mariela venía de un colegio público y mucho más grande que el nuestro, tenía unos pequeños aretes que combinaban con sus pulseras, uno de mis comentarios la hizo reír y así descubrí que su risa era bastante agradable, su voz era un tanto chillona pero en general era simpática, pasó la prueba pero sabíamos que no pertenecería a nuestro grupo, muy hermosa. La siguiente tenía el cabello hermosamente recogido en una cola de caballo, era color miel al igual que sus ojos, no la vi sonreír, sus uñas eran largas y pintadas de un color vinotinto bastante fabuloso, usaba lentes de pasta color fucsia y su voz era bastante agradable, se llamaba Camila, ella perfectamente podría pertenecer a nuestro grupo, tenía el perfil adecuado. Y la última era morena, bajita, mejillas rosadas, sonreía con facilidad, senos bastante generosos y ojos negros, sus cejas estaban perfectamente sacadas, su maquillaje divinamente aplicado y su cabello impecablemente alisado, su nombre era María Fernanda, ella sin duda alguna, no estaría en nuestro grupo, demasiado perfecta. Las clasificamos así, Camila estaría en nuestro grupo, era inteligente, bonita pero no hermosa, y callada, Mariela pertenecería al grupo de las hermosas, fabulosas, populares, estudiosas y moralinas, ese grupo conformado por 6 chicas que todos decían amar, pero odiaban secretamente (no era posible que todas fueran tan perfectas), Julia, alta, delgada, ojos claros, grandes senos, su piel era color oro al igual que su cabello ondulado, la menos inteligente del clan, aunque su promedio no lo reflejara, esa era la realidad; Ana, bajita, el cabello más hermoso que una mujer puede tener, rojo, largo, liso y abundante, nariz perfecta, ojos oscuros y piel blanca, su inteligencia desbordaba, al igual que las demás miembros de su perfecto grupo; Valeria, morena, baja, cuerpo un tanto perfecto, cabello castaño, que caía sobre sus hombros divinamente, sin ella si quiera percatarse de ese hecho, nariz un poco grande (GRACIAS A DIOS), ojos almendrados, grandes y expectantes; Natalia, tamaño normal, cuerpo perfecto, blanca, cabello liso, oscuro y pantene, excelente deportista, estudiante y amiga, labios gruesos, y rostro no tan hermoso, pero tenía con qué compensarlo; Daniela, alta, cuerpo completamente perfecto, tímida, hermosa sonrisa, hoyuelos, risa fácil, ojos oscuros y cautivantes, cabello castaño claro, liso, abundante y curiosamente PERFECTO y Laura, baja, ojos color miel, del mismo color caía sobre sus hombros una cabellera larga, lisa y brillante, senos bastante grandes, y sorpresivamente tenía excelencia académica y deportiva, este perfecto clan tendría que cambiar de nombre ya no sería el grupo de las 6, debo aclarar que la muletilla PERFECTO es necesaria a la hora de describir este grupo. Y María Fernanda estaría en el grupo de las idiotas hermosas (grupo que no vale la pena describir, hay que acotar) y la odiaríamos sin compasión, sin que ella lo supiera por supuesto. Quedaban 4 nuevos, era hora de probar con los hombres, por el bien y subsistencia de nuestro grupo necesitábamos más hombres, a la hora de las fiestas muchas quedaban sin bailar y debían conformarse con hablar, beber y comer, algo que sólo a 2 de nosotras les agradaba, yo no era una de ellas, bailar es mi pasión. Miguel, alto, labios gruesos, apuesto para la vista, sus pestañas eran de elefante, su sonrisa era Colgate y el color de sus ojos no era de este mundo, era blanco como la leche y sin duda alguna se ejercitaba, las féminas pertenecientes a nuestro grupo por supuesto que querían aceptarlo y hacerlo uno de nosotros, pero era algo obvio, no estaba a nuestro alcance, él era del grupo que rondaba a las 6, demasiado Ken y ninguna de nosotras era Barbie. El siguiente candidato era de estatura regular, estaba bronceado, es decir, tenía dinero porque viajaba en vacaciones, sus ojos eran castaño claro, su sonrisa era bastante agradable, lo vimos usar lentes en el aula pero ya no los cargaba con él, olía bastante bien y no era del todo feo se llamaba Carlos, él con facilidad podría ser uno de nosotros. La última chica nos desagradó desde el principio, ni siquiera nos preocupamos en agradarle, por el contrario los “nerdos” le montaron el ojo desde que llegó, ellos tienen un sexto sentido que les dice quien se unirá a su grupo sin la estúpida rutina de reconocimiento que nosotros debemos implementar, era alta, cabello castaño, ondulado, sedoso, largo y brillante, ojos color café, delgada y tenía unos lentes que la hacían lucir mayor, no usaba maquillaje, ni accesorios de ningún tipo, con un poco de ayuda podría llegar a ser hermosa pero al parecer ella no quería aquello de ser bonita, su nombre era Andrea pero su frente decía NERDA, es curioso que contenga las mismas letras. Nuestro último chico se llamaba Miguel, era alto, muy alto, un poco retraído y bastante tímido, moreno, ojos negros penetrantes, manos grandes, sonrisa tímida pero agradable, su voz era gruesa y le gustaba el béisbol, Magallanes para ser exacto, eso por supuesto me agradó. Desgraciadamente no era nuestro tipo, demasiado tímido y callado, no podría con nosotros.
Y así culminaba la primera fase y el primer día de escuela, Observación y reconocimiento de los nuevos rostros y clasificación de los mismos, reconociemiento de  las nuevas historias y su respectiva clasificación, reconocimiento de las viejas caras y observación minuciosa de los cambios ocurridos.

Próximamente... Fase II