The Grinch stole my Christmas!


Para aquellos que me conocen o al menos me siguen alguna de las redes sociales a las que soy asidua, podrán notar y darse cuenta de que la Navidad no siempre es un concepto encantador y maravilloso para mí, de hecho, mi película favorita es el Grinch (la parte en la que sigue malo y come botellas y cebollas crudas), pero bueno al igual que él siempre encuentro que mi corazón aumente de talla, la luz brille y aquel espíritu que se roba la navidad de mi corazón la devuelva en el momento preciso.
Estas Navidades se ha agregado un extra a toda aquella duda e interrogante que siempre se me presenta por estas fechas, si, además de los regalos, comida, bolsillos prósperos, vacaciones y todo ese tipo de banalidades que nos ayudan a celebrar el ritual del nacimiento del niño Dios, eso de lo que no estoy segura de que forme parte de aquel significado histórico y religioso que siempre nos han inculcado, este año en particular he añadido a mi maravillosa mente analítica y cuestionadora… la madurez, así es, he crecido, ya no soy la misma niña que se empata en los regalos de toda su familia con los que compra su madre, la que esperaba con ansias terminara la cena y el intento de fiesta para luego ir a abrir los regalos del niño Jesús, esa que hacía 7 cartas para distribuirlas de manera estratégica por toda la casa por si no la encontraba, esa que desde Octubre deseaba decorar la casa, montar el arbolito y colocar luces hasta en el baño,  aquella cuya lista de “cosas que quiero” era de al menos 3 hojas, no, todo ha cambiado, ahora sólo deseo dormir y beber todo tipo de alcoholes dulces y saborizados que me da la Navidad, no sé hacer una carta al niño Jesús, no sabría qué pedir, debo hacer una lista de personas a las que debo regalarle porque sino lo olvido, un día despierto y ya la casa está inundada de aromas e indumentaria navideña y en lo que termina la cena no hay ningún regalo esperando bajo el árbol, si crecer no es nada sencillo.
Relajados, aquí viene el párrafo en el que mi corazón aumenta 3 tallas, esta navidad he descubierto que bien sea por hacer la bendita lista, las cadenas del Blackberry o porque toque regalarles, me doy cuenta de todas aquellas lindas personas que me rodean, que están para mí en las buenas, en las malas y en todas, que me apoyan, me soportan, me conocen y recuerdan, que piensan en mí y se detienen un momento para desearme una Feliz Navidad. Es lindo también descubrir que crecer también implica darte cuenta que dar es mejor que recibir, dar tu amor, dar regalos, dar tu espíritu, dar tu alegría, dar la Navidad que todos llevamos en nuestros corazones sin importar la talla.
Bye Bye Grinch! It's Christmas time!

Viaje a Chile- Day Three


Otro día de frío, aunque ya nos habíamos preparado un poco mejor, el sueño y cansancio del día anterior nos ganaron, perdimos la hora del desayuno, pero no nos preocupamos por ello habían muchísimos lugares que deseábamos conocer donde podíamos comer, terminamos en una panadería comiendo pastelitos de rellenos un tanto extraños, napolitano con tomate, jamón y queso y uno con una salchicha y queso dentro, moraleja, irse por lo seguro (queso) en algunos casos es lo mejor, al salir y virar a la izquierda vimos una especie de entrada, era un centro comercial enorme (tomando en cuenta que las proporciones en la que medimos los venezolanos no son nada parecidas a la de los chilenos para ellos era pequeño), moraleja 2, ve a tu alrededor siempre puedes encontrar un mejor lugar, recorrimos un poco ese mall “pequeño” encontramos una tienda maravillosa de artículos de fiesta, compramos cosas útiles e inútiles, cogimos el metro hasta el centro de la ciudad queríamos entrar al palacio de La Moneda pero estaba cerrado, nos conformamos con ir al museo y la visita fue excelente, super creativo e innovador, me encantó. Luego recorrimos una especie de boulevard denominado “paseo ahumado” encantador las plazas, gente en la calle haciendo shows, galerías de arte, baños públicos limpios, cafés, más centros comerciales “pequeños”, hasta los perros son hermosos. Conseguimos a una persona que nos informó acerca de tours y decidimos irnos a uno pautado para el día siguiente, ya veremos qué tal nos va.

Viaje a Chile-Day Two


La calefacción nos dio la ilusión de que ya no nos íbamos a congelar, luego salimos del cuarto, nos duchamos y volvimos a la realidad, bajamos a desayunar, no sé si fue que se nos hizo un poco tarde pero el desayuno no fue maravilloso como todo lo demás, comen en miniplatitos el jugo es simple, el café insípido y el resto fue bastante común. Luego salimos del hotel, el frío era soportable y caminando aún más, la ciudad es hermosa, la perfección de las calles, a tu derecha voltear y ver el cerro nevado, las vallas, autos, gente, tiendas y demás detalles hicieron que amara la ciudad a tan sólo 5 minutos de estar allí. Caminamos unos 20 minutos, pasando por plazas espectaculares, edificios sin rejas, parques maravillosos, flores, paisajes, mercados, hasta que finalmente llegamos al MALL, tiendas conocidas, desconocidas, librerías, cafés, STARBUCKS, es decir, nos volvimos LOCAS, no puedes enviar a 2 Shopaholics a un mall gigantesco con cosas hermosas y originales y esperar que no salgan, literalmente, con una maleta llena de cosas. Taché una cosa de mi “Things to do list” Frapuccino y Muffin en Starbucks, comí una hamburguesa, fuimos a un hipermercado, un tanto deprimente la situación pues si comparamos con Venezuela, mejor no comparemos con Venezuela; leche deslactosada, achocolatada, entera, descremada, semidescremada, deslactosada descremada, deslactosada light, deslactosada con fibra, y eso por hablar de la composición porque si mencionamos las presentaciones botella de vidrio y  plástico, de carton, de caja, de bolsa, en polvo y la lista sigue. Y asi con todos los productos, comprendo que la cantidad y variedad de vinos sea extravagante, es Chile, pero el vodka?? hay de diferentes sabores, formas y colores, y eso es algo que no conocía, las gaseosas vienen en millones de tamaños, materiales y formas. De todos los productos que busques encontrarás su versión light, integral o con fibra cuestiones que, descubrí, son cosas completamente distintas. Ahora comprendo porque todos son delgados y altos, provoca hacer dieta y llevar una vida sana con esos lugares para ejercitarse, esas calles por donde caminar y esos productos para alimentarse, comer mal es pecado.

Viaje a Chile- Day One

Este año tuve la maravillosa oportunidad de conocer uno de los países más espectaculares del continente Americano, Chile, casa de poetas, premios Nobel, nieve, playa, cordilleras, desiertos, desarrollo y evolución. Aquí va la historia detallada de los maravillosos días que estuve por allá.

Empezamos almorzando en Subway y como de costumbre no había nada, ni papel en el facturero, aún estábamos en Venezuela. Hicimos el Check IN y todo lo previo para abordar, caminamos, recorrimos, vimos algunas tiendas y compramos chocolate, tuvimos nuestra primera experiencia de sentir el aroma de un europeo y la cultura de un extranjero que devolvió mi teléfono cuando lo dejé olvidado, adicional una gringa consultó la hora conmigo y un lapsus mental me hizo pasar pena con ella. Abordamos por la puerta número 24, a tiempo. Ya en el avión, estuvé maravillada con las nubes tu vista se pierde intentando descifrar sus formas, tamaños y consistencia, luego de que nos repartieron los audífonos transmitieron una película, Transformer, y casi inmediatamente llegó la hora de la cena, comí pasta y mi mamá pollo, pedí vino blanco y preguntaron mi edad y resulta que, legalmente, no puedo ingerir alcohol, justo cuando creía que estaba en la edad perfecta. Dormí sin soñar, supongo que sucede cuando estás feliz. Llegamos a Perú, nuevo país, nuevo chip, mi vena “shopaholic” entró en acción, mis ojos se abrieron de par en par y mi escáner empezó a andar, las publicidades, tiendas, incluso la entrada, las combinaciones de colores, la banda, los productos nada dejaba de sorprenderme, compré regalos, pensé y recordé a quiénes no nos acompañaban, mi mamá consiguió caramelos de coca, si coca, no han sido probados pero cualquier sensación extraña no dudaré en comentarla. Nos encontramos a un venezolano, caraquista, le hice saber que en esta parte del mundo le perdonaba sus inclinaciones deportivas, en una de las tiendas en el aeropuerto en Perú, donde gastamos nuestros primeros dólares, haciendo la conversión a Soles, nos ofrecieron guantes rojos, ambas brincamos “ROJO NO” el empleado borró su sonrisa por un segundo y dedujo, “su camiseta es roja”, “ROJA NO! VINOTINTO”. En el vuelo hacia Chile transmitieron Limitless, que mejor manera de pasar 3 horas de vuelo que viendo a la belleza americana Bradley Cooper y la perfección actoral Robert DeNiro, excelente película debo decir, hasta ese momento todo fluía a la perfección. Habíamos conocido a 2 personas con vidas totalmente diferentes pero increíblemente interesantes, dignas de escribir. Llegamos a las 3:20 a.m., 2 grados, pude morir de frío, jamás había sentido tanto en mi vida, tuvimos un ligero inconveniente con la maleta, rompieron el sellado y violaron el candado, mi madre estaba “ultrajada”, hicimos el reclamo y cancelamos el taxi, era un proceso automatizado, los taxistas tienen un aparato que se conecta al lugar donde lo pagas y tienes tu taxi asignado, abordamos, calor al fin, las vías son impresionantes, como buenas venezolanas, bromeamos con el taxista y mi madre, haciéndole honor a su apellido, averiguo su vida. Eran las 3 de la mañana y había gente caminando normalmente, carros respetando semáforos, al igual que los peatones, me impresionó la señalización, la autopista, algunos anuncios, las papeleras de reciclaje, edificios, me sentía en un juego de carritos de Play Station, Xbox, no sé, me gustó. El hotel era hermoso, no pudimos apreciarlo bien porque, literalmente, nos estábamos congelando, la peor noticia fue saber que la corriente era 220, no podríamos cargar la laptop, los celulares, la cámara, necesitaba de mi tecnología, con calefacción, 3 cobijas, un suéter y un pijama abrigado pude conciliar el sueño. Y ese fue nuestro DAY ONE. 

No estaba muerta andaba de....

Ya casi son 2 meses de ausencia, y eso que este año esperaba romper el récord de 2009 con más post publicados, me queda todo diciembre, probablemente lo logre pero no como lo deseaba (siempre inconforme, parezco piscis). Estos últimos meses he estado sumergida en lo que denomino el “mundo UNITEC”, no muchos lo conocen, ni siquiera todos los que estudian en la institución se les hace familiar ese mundo, y es que no todos pasan por allí, muchos simplemente van deambulando por las aulas y aprobando con dieces, onces o doces, pagando sus 70 para el FAPI y otros 100 más para aquel que me “ayuda” con el socrático, y ni hablar de aquellos proyectos fantasmas que regalan dieces como Chávez viviendas de maqueta; no, sin duda alguna, ellos NO saben lo que es el “mundo UNITEC” (para lectores foráneos UNITEC es una prestigiosa Universidad de la Región Central de Venezuela, en publicaciones anteriores ese término ha sido aclarado). Para aquellos que si conocemos y ya nos dan la bienvenida a ese mundo sabemos que, en lo que entramos, es imposible salir, una presión intangible se encarga de acompañarnos en todo el trayecto, es como si algo te succionara y no pudieras pensar en nada más, te olvidas de tus amigos externos, las discos, las reuniones, los cumpleaños, la TV, el cine, se nos olvida hasta la fecha que marca el calendario pero siempre recordamos en qué semana estamos (8,9,10), duramos 7 semanas trabajando en un proyecto que presentamos en 2 horas (4 a lo sumo), nuestro equipo de proyectos nos pone más tareas de las que ya tenemos y además debemos apresurarnos con la entrega del socrático y la asistencia al FAPI, eso entre muchas otras cosas es pertenecer al “Mundo UNITEC”
Este trimestre, para mí, ese mundo estuvo lleno de lágrimas, alegrías, éxitos, fracasos, 08’s, profesores mediocres y otros extraordinarios, clases aburridas y otras maravillosas, materias inútiles, exámenes complejos, veintes inesperados, proyectos que se llevaron el primer lugar, vídeos mal editados, peleas, sentimientos sepultados, trasnochos, ojeras, champions, planificaciones, comerciales, bolsillos vacíos, nuevas amistades, molestias, confesiones, cambios de look, regalos, amistades terminadas, complejos superados, charlas, conversaciones y muchísimo estrés. Puedo calificarlo, desde ya, como el trimestre más difícil de toda mi carrera, si sobreviví a esto puedo con todo lo que me falta. Ayer 16 de diciembre fue mi última visita (por este año) a la Universidad, sentí un gran alivio, como cuando te sueltas el cinturón del auto, me sentí libre, mi cuerpo aún necesita unas 50 horas de sueño, como mínimo, y mis ojeras ahora son una marca indeleble en mi rostro pero puedo, con orgullo, mirar atrás y decir “lo logré”, conseguí una vez más atravesar el “Mundo UNITEC”, con muchos rasguños, marcas y cicatrices, pero aquí estoy armando de nuevo el horario para lo que viene, quizás mejor, quizás peor o igual, pero aquí estoy entusiasmada por descubrir en qué se tornará el mundo este nuevo trimestre.  

Birthday Present

Ayer se cumplieron 19 años de mi nacimiento, 19 años en los que he conocido a personas maravillosas, regulares, extraordinarias e irregulares, en los que he llorado, reído, cantado, bailado y disfrutado, 19 años con más alegrías que tristezas y más éxitos que fracasos, 19 años FABULOSOS. 


Aquí les dejo uno de mis mejores regalos de cumpleaños, de una de las personitas más especiales que componen y hacen que mi vida sea extraordinaria. Gracias.


"Con poca rima, mucha gracia y buena entonación, este es mi sermón sobre mi historia con la pequeña Cumare "la que vive de ilusón". La conocí en la UNITEC, distante, ajetreada, distraída y alejada y en algunos momentos decía que la odiaba. El año terminó y con eso nuestra breve relación.


Llegó la capacitación y de nuevo comenzó el destino con sus jugarretas un día me probó. Un día después de los emmys, una conversación afloró, hablamos sobre Madonna, buena música entre otros topics. Después de ahí, mi vida entera cambió.


Luego nos volvimos a encontra en una clase, de una pasamos a 3 y no eran para nada aburridas con la compañía de esta dulzura, incluso las de Eickel "el Pirata" Carreño. 


Acompañado de risas, peleas, abrazos, lloriqueos, dramas, historias, lealtad, honestidad, Apoyo "back up", Rebeca Rodríguez, sin duda estas pequeñas palabras y mucho más es lo que define nuestra amistad.


Con amor, Ángel 3"


Trying to fit in


Ella, con su cabello teñido, hacía un gran esfuerzo por cancelar la tarifa que el peluquero aumentaba semanalmente, su rostro ya tenía varias arrugas evidenciando el paso del tiempo por allí, era de esas personas que han sufrido tanto en la vida que olvidaron cómo sonreír, y en sus rostros quedaron tatuadas la tristeza y la preocupación. Tenía 4 hijos, varones, dos de ellos colaboraban con ella cada vez que la inflación, los impuestos y el hampa se lo permitían, uno le regalaba un techo y el otro, el menor, preocupaciones, alegrías y compañía. Su esposo, el único hombre que amó en toda su vida, había muerto hacía ya una década dejándole algo de dinero y una depresión que se mantuvo intacta hasta el día en el que sus pulmones dejaron de aspirar el aire contaminado de la ciudad.  Tenía varios nietos no llevaba la cuenta porque siempre le gustó adoptar hijos, primos, nietos y sobrinos ajenos y se le confundía el cálculo de los de sangre y los de corazón. Dios bendijo sus manos era hábil para la cocina, la costura y la enfermería, se había desvelado por tantas fiebres, curado tantas heridas y sanado tantas enfermedades que el título no le hacía falta. Su sabiduría no provenía de libros de texto, universidades costosas o conferencias internacionales, su sabiduría se llamaba intuición y sexto sentido maternal.
Su hijo menor, aquel que vino al mundo cuando las esperanzas de reproducción habían terminado, razón por la cual iluminó y llenó de color su vida de una manera un tanto más especial. La llenó, en proporciones similares, de alegrías y preocupaciones desde su concepción. Con aquella sabiduría que la caracterizaba observó en él algo diferente, aunque prefería engañar a su instinto negando ese sentimiento, sin embargo los psicólogos, charlas, conversaciones y frases como "contrólate" y "sé fuerte" eran el pan de cada día para este niño.
Él también lo sentía, esos deportes que su padre tanto deseaba que practicara, no le apetecían, los juegos masculinos le parecían aburridos,  odiaba sentirse sucio, se miraba constantemente en el espejo, robaba las cremas de su madre, se preocupaba por la ropa y los zapatos, le gustaba combinar e imaginar, jugaba con las muñecas de sus primas y tenía actitudes que fueron reprimidas por los golpes, disgustos y frases de sus padres y las burlas e insultos de sus compañeros de clases.


Lleno de sentimientos reprimidos y atropellados llegó a la pubertad totalmente confundido, el amor lo trató bien, era lindo sus inmensos, pícaros y adorables ojos, sus comentarios y frases jocosas y los detalles que tenía hacia sus amigas lo hacía un buen partido, el único problema era que aquellas curvas de las féminas, el busto pronunciado y labios carnosos no llamaban su atención, prefería barbas, manos suaves y grandes y lentes de pasta; se sentía culpable cuando venían pensamientos de ese tipo a su mente, pensaba en su mamá que tanto le preocupaba y en su papá, ya muerto, y lo decepcionado que estaría de él.
Llegó a la universidad, pasó su etapa de pubertad con algunas lágrimas y desilusiones, conoció nuevas amistades que comprendieron su situación y lo ayudaron a entender quién era y que no estaba mal ser así, lo llevaron a fiestas y reuniones y al fin sintió que pertenecía a algún lugar. Su madre aún no lo comprende, según ella, cree en Dios, sus hermanos prefieren ignorar aquella confesión que él les propinó, sus amigos lo aceptan y le recuerdan que este mundo también fue hecho para él, su día a día ya no es confusión pero si una larga aceptación. 

Soul Mom


Madre solo hay una, permítanme diferir en ese aspecto, pues yo, les comento, tengo más de una, por todo aquel asunto del deseo de protección que inspiro en algunas personas y, según dicen, desean colmarme de amor. No importa cual sea la razón, se siente lindo saber que hay personas que se ocupan y preocupan por ti, que te aconsejan, te regañan, te ayudan a crecer emocional, intelectual y espiritualmente, se alegran de tus éxitos y se disgustan por tus fracasos, se entristecen por tus lágrimas y se entusiasman por tus sonrisas, se memorizan el calendario de tus fechas importantes y piensan en ti como algo más que una amiga, sienten un genuino cariño hacia ti. Madre es aquella a la que siempre sientes que necesitas agradecer, cuando piensas en un abrazo es la primera persona que viene a tu mente, que te hace recapacitar cuando estás mal sin críticas ni sentimientos de culpa, que sabe diferenciar entre tus lágrimas y tus sonrisas falsas, que te da las buenas noches y te invita a soñar, es aquella cuya voz calma tus impulsos y relaja tus nervios, que te ve con ternura, aquella que te hace sentir que todo saldrá bien aunque el mundo se esté derrumbando, aquella que está en las buenas, en las malas, las mejores y las peores. Hay personas destinadas a ser mamás y viven buscando hijos toda su vida, entonces empiecen a sacar cuentas, ¿cuántas madres tienen en su vida? Y ni siquiera lo habían notado o… ¿cuántos hijos tienen por allí? A los que les dan todo sin esperar nada a cambio. Yo ya hice mis tareas y sigo agradeciendo y entregando mi amor a todas esas Soul moms que Dios puso en mi vida para hacerla un poquito más feliz.

¿Si o no? ¿XX o XY?


3 de la mañana, mis pensamientos viajaban entre hormonas femeninas, combinación que nadie desea tener jamás, la razón se dispersa, el consciente se duerme, a las neuronas se les olvida hacer sinapsis, la corteza cerebral queda totalmente anulada y la pituitaria crece como Hulk cuando se molesta. Entonces es cuando descubres que eres mujer, no te lo hace saber la visita mensual que mancha tus sábanas, ni la preocupación por la ropa que utilizarás el fin de semana o el color de tus uñas para mañana, no, es ese instante en el que tus pensamientos no coinciden con la razón y llegas a ser totalmente ilógica, las emociones se apoderan de tus decisiones y descubres que te falta el cromosoma Y. Creo que eso es lo único que envidio de los hombres su increíble capacidad para ser básicos, si eres complejo y eres hombre eres gay; por ejemplo si un hombre le pregunta a una mujer “¿estás molesta?”, la respuesta siempre será “NO”, el hombre lo creerá y seguirá la conversación como si nada. DISCULPA si tuviste la necesidad de hacerme esa pregunta es porque algo andaba mal quiere decir que la respuesta es “SI” ¿a quién se le ocurre creer ese tipo de respuestas? A un Hombre. Si una mujer le pregunta a un hombre “¿estás molesto?”, la respuesta siempre será “NO”, pero el análisis (si, hay un análisis) siempre será con respecto a su tono de voz, tiempo de respuesta, entonación, si hizo el gesto característico, si me miró a los ojos; eso, también, es ser mujer. No hay que llegar al extremo del análisis y el escáner de EVA (Wall-E), pero si podrías dudarlo por unos segundos. Otro aspecto que resulta sorprendente, su incapacidad para percibir detalles, tu nuevo corte de cabello, tu nueva manera de maquillarte, el nuevo perfume que compraste, y los muchos etcéteras. Mientras que las mujeres vemos “detalles” donde no los hay, un cabello en la chaqueta, un aroma diferente, su tono de voz apagado, y los pocos etcéteras. A mi parecer esta es la verdadera “Guerra de los Sexos”, incomprensión de géneros; no machismo vs. Feminismo, quién tiene el poder y quién no, quién trae los seres al mundo y quién los fabrica, quién muere primero o quién madura después, no, es la incapacidad que tenemos de entender que, a pesar de que somos humanos evolucionados, nuestros cerebros trabajan de formas distintas, asimilamos la información en otras dimensiones y la distribución de nuestro cerebro cambia de acuerdo a nuestro sexo. That’s all, lo dice una feminista consciente, que trata de entender por qué un NO es si para unas y no para otros.

¿Me das tu PIN?

Después de 2 años y unos cuantos días de estudiar en UNITEC, una prestigiosa y exclusiva universidad del centro del país, y con prestigiosa y exclusiva quiero decir que tu tarjeta de crédito debe tener un límite determinado y tu carro debe ser modelo 2007 en adelante. Después de la intangible pero existente presión de no poseer camisas “Aero”, no tener sólo zapatos Puma, Lacoste o Crocs (¿todos animales?) y, por sobre todo, no tener BLACKBERRY, llegó a mi tal y como a las 12:30 un día lunes la gente te saca en la estación del metro de caracas dónde no debías bajarte, justo así, de la misma manera en la que un sabio y popular ciudadano creó la frase “Si no puedes con ellos úneteles”, así fue. Sorprendida, sentí emoción cuando me dijeron que me lo había comprado y que sólo debía ir a buscarlo y hacer los trámites que exige Movistar para poseer el plan adecuado, impresionada descubrí que la moda me importaba, si a mí, yo que siempre me había sentido inmune a eso, a las cursilerías femeninas y al ¿qué dirán? Me di cuenta que me importaba decir “No tengo” a la petición “Dame tu PIN”, refugiada por supuesto en el sarcasmo y el silencio mis 2 mejores compañeros de vida, uno me ha conseguido amigos y el otro me ha regalado soledad, otras 2 cosas que aprecio.
Ya con mi PIN, mi famoso Blackberry, mi Edge en mayúscula, mi Uber, mis cadenas y mis notas de voz, comprendí (¿no es ese el verbo más útil que existe?) que puede existir un equilibrio y que los extremos son increíblemente absurdos, negarse a tener un Blackberry es tan ilógico como aquel que muere por uno, darle tanta importancia a cualquier cosa material es irracional y convivir con seres que no juzgan al libro por su portada sino por su blackberry sin flash o sus Converse originales es un aprendizaje y un bonito espejo que Dios nos regala para que reflexionemos y entendamos que existen muchísimas razones más por las cuales vivir o morir y para que jamás tengamos que decir “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.    

Gracias Vinotinto!

En mis 18 años de edad he tenido la gracia de vivir las mieles y las hieles (si me permiten) de lo que es ser VINOTINTO. Este mes pasado cuando muchos venezolanos nos sentamos a ver el primer juego de la Copa América donde jugaba nuestra selección contra nada más y nada menos que Brasil, un rival que debería escribirse con mayúsculas, cuando vimos como entraban por primera vez al campo esos muchachos a dar el todo por el todo, con la esperanza en el corazón y la sangre vinotinto que corría en nuestras venas, con ese pequeño nudo en la garganta que no sabíamos describir, sin poder evitar aquellos pensamientos desmotivadores de esos que a los perdedores nunca los abandonan, de esos que los dementores sacan a relucir, de esos que son tan comunes en una sociedad tan lastimada como la nuestra, de esos que sólo un juego como el que presenciamos pudo eliminar.
Vivimos esta Copa América, hicieron historia, sus nombres quedaran en nuestros recuerdos, a nuestros hijos les contaremos la historia de la primera vez (de muchas) que tuvimos más puntos que Brasil y Argentina en una Copa América, con nuestros amigos siempre reviviremos las emociones y sentimientos vividos, en nuestros diarios siempre recordarán ésta como LA copa. Gracias VINOTINTO por darnos esto y más, gracias Arango por ser la estrella que ahora no brilla sola, gracias Lucena por recordarnos que somos más, gracias Cichero por regalarnos la magia de tus jugadas, gracias "maestrico" por enseñarnos el poder del trabajo en equipo, gracias Vizcarrondo por tus cabezasos y piernas, gracias Rey por tu perseverancia y experiencia, gracias Farías por imponerte ante todo y todos e inculcarnos el verdadero significado de la frase SI SE PUEDE, gracias a todos por crear esta pasión, por regalarnos esas caravanas que tanto disfrutarmos, por permitir reunirnos con amigos a festejar un gol, por brindarnos la oportunidad de abrazar a un extraño en la plaza donde nos sentamos a ver el juego, por obsequiarnos un poco de ese pegamento que necesitamos para unir las piezas de nuestra fracturada VENEZUELA. 

Gracias VINOTINTO!

El mundo debe saberlo

Tengo muchas cosas por las que escribir pero todo a su tiempo, está noche estoy aquí por unacondición que casi nadie entiende, de hecho, tienes que pasar por ella, haberla vivido (o vivirla) para entenderla, es muy común, más de lo que creen, pero nadie habla de ello, es un tabú, es como ser gay, feo o adoptado, todo el mundo lo sabe (hasta tú mismo) pero nadie jamás te lo dice, sin embargo siempre te están dando recetas (como si ya no las hubieras probado) para combatirlo. Y es estar gordo, ¿curioso no?, jamás verás un artículo acerca de “los gorditos incomprendidos” ni sacarán una película, ni escribirán un libro, no, uno sobrevive, vive y sigue adelante, desarrollas tu personalidad en base a superar cosas y consigues ser feliz (a tu estilo). No existe una persona que conozcas que no te quiera recomendar una nueva dieta, un nuevo batido, una nueva inyección, operación, comida, jugo, fruta, pastilla, parche, cd, canción, grabación, libro, película, artista, máquina, ejercicio, dinámica, cuaderno, color o cualquier objeto parecido que haya salido al mercado, no existe ni una sola persona que conozcas que en algún momento de tu vida no te diga “estás más flaca!”, estoy completamente segura de que a las personas delgadas jamás les hacen ese comentario. Y ni hablar de todos los doctores a los que visitas que te echan esa mirada de “Esta vive comiendo cada minuto de su vida y viene aquí a que yo la haga adelgazar en 1 mes”, disculpen entramos al maldito consultorio con la esperanza de que si funcionará pero en nuestra mente sabemos de que no será así porque ya hemos ido a unos 500 y no ha funcionado, gracias. Sin comentar acerca de aquellas personas en la calle que te detienen a ti (y sólo a ti aunque estés con un millón de amigos) para venderte “el nuevo producto que salió en el mercado debes probarlo! Yo pesaba 500 kilos y mirame ahora (talla XS de Zara, gracias)”. Y qué decirles de, si se te ocurre seguir yendo a la consulta de aquel doctor pesimista que dijo NO desde la primera vez que te vió (absurdo pero lo hacemos), cada semana montarte en esa báscula que jamás va hacia el lado izquierdo, que te odia y nunca te da una buena noticia, cada semana aceptar el regaño de ese doctor tan considerado y auto flagelarte semanalmente porque no tienes “fuerza de voluntad” y no sirves para nada, para llegar a tu casa todos los días, recordarte del regaño (y de la bendita báscula) y decirte a ti misma ¡estoy gorda! Aunque hayas hecho 4 horas de ejercicio ese día, te comes una lonja de jamón y te vas a dormir. Y como olvidar la odisea de comprar ropa, es ley que todas esas mini super modelos que te atienden, que son talla -0, por supuesto, te miren como diciendo “estás en la tienda equivocada la de OBESAS queda al lado”, te busquen la talla más grande que tienen, te metas en el probador sudes (literalmente SUDES) para meterte en el pantalón para que no te quede, y como no te das por vencida te mides 18 diferentes y tu autoestima llega al inframundo porque ninguno te quedó.
El mundo debe saberlo, nadie jamás elige ser gordo es una condición y en muchos casos una enfermedad, dejen de juzgar, discriminar y criticar a las personas así, créanme ellas sufren más con ellas mismas que ustedes soportándolas. El mundo debe saberlo existe la talla XL, véndanla alguien se las comprará, el mundo debe saberlo nadie come menos en su casa que una persona gorda, nadie ha probado más dietas, productos y artefactos que una persona gorda, dejen de recomendarlos, igual NO SIRVEN y doctores dejen de generalizar, no todas las personas que van a sus consultas se la pasan comiendo grasa en pasta y tapando sus arterias con cochinadas algunas simplemente NO PUEDEN bajar de peso, por algo están allí.
El mundo debe saberlo ser gordo está bien, no por eso somos peores o mejores personas es sólo una condición ser pelirroja, rubia o morena no te diferencia en nada ¿o si?, ser delgado, gordo o flácido tampoco. No es que este post vaya a cambiar al mundo ni su percepción pero por algo se empieza, debemos cambiar los estándares de belleza. Gracias.   

Inception.... ¿Es posible en realidad?

La opinión acerca de la realidad, es relativa, tener convicción de si una idea es cierta o no, es algo muy subjetivo, cada persona cree lo que pueda ser más conveniente o factible, a veces defendiendo sus ideales, otras veces dejándose influenciar por la idiosincrasia de su entorno y otros factores relevantes como los padres, crianza y valores que se le hayan inculcado a la persona. Este hecho no es algo desconocido para nadie, existen carreras, estudios, tesis y demás referentes a entender, comprender y modificar el comportamiento de sus consumidores o posibles mercados metas. Incluso se pueden encontrar diversos tipos de publicidades que en cierto modo incitan no sólo a lo evidente, comprar el producto expuesto, sino a realizar otro tipo de actividades que a la larga llevan a formar parte de los consumidores del producto presentado o incitar a la inclinación por una idea, criterio, gusto, estilo de vida, religión, ideología, moral y ética.
A diario se observan personas de creencias religiosas, predicando sus ideas, probablemente contrarias a las de muchos, pero aún así tratan de sembrar la semilla; propagandas políticas expuestas por doquier, buses, vallas, cine, radio, televisión, revistas, periódicos, redes sociales, Internet a cualquier lugar que se mire; publicidades de entes bancarios que aseguran sus clientes se volverán millonarios al momento en que decidan utilizar los servicios que prestan, y como éstos muchos. Sin embargo la influencia que pueda tener la publicidad en las personas depende de las creencias o del entorno personal de ellas, ya que el interés por un comercial o una valla publicitaria se puede presentar cuando el usuario o consumidor se sienta identificado con el mismo, y para que esto suceda, éstos deben publicitar algún producto o tema del interés, gusto o preferencia de quien lo observe, por ejemplo, a una persona atea no es común que le interese ver un comercial que hable sobre Dios y la iglesia, y probablemente tampoco al verlo cambiará sus creencias religiosas ni su devoción hacia Dios. Con respecto a la política, sabemos que los líderes de un país, quieren mostrar a través de comerciales y vallas publicitarias, la gestión que estos llevan. La influencia que éstas puedan tener depende de la ideología de cada ciudadano, pues aunque el bombardeo publicitario es intenso no es tan simple modificar el pensamiento y tendencia política de una persona.
Además las personas tienden a identificarse con comerciales motivadores, como por ejemplo el comercial de Ford cuando lanzó al mercado la camioneta Eddie Bauer, este comercial contiene un mensaje motivador que te habla de la necesidad de experimentar el mundo y dejar una huella en el. Este tipo de comerciales son un ejemplo de cómo el mercadeo puede influenciar en la vida y en el pensamiento de las personas, ya que, son comerciales que logran gran impacto en los televidentes o consumidores. Es decir, se puede influenciar en la creencia y percepción de una persona siempre y cuando éstas tengan cierta identificación con lo que se esté publicitando.

También existen personas que se podrían denominar “líderes de decisión” que influyen en gran medida en el grupo y entorno que los rodea, pueden ser personas comunes, amigos, familiares, o alguna celebridad a quienes querramos seguir como David Beckham y su corte de cabello, Britney Spears y su gusto por la PepsiCola, Drew Barrymore y su uso de Cover Girl, y un sinfín de artistas que tienen relevancia a la hora de la toma de decisiones de los individuos que los admiran.

Hay un fenómeno que está ocurriendo en la actualidad más por el dinero involucrado que por otra cosa que obedece a un estudiado plan de marketing, Lady Gaga. ¿Quién no ha escuchado hablar de Lady Gaga?, una cantante excéntrica por demás, para definirla de otra manera, un genio del mercadeo. Sus espectáculos y símbolos venden aún más debido a todo el modelo extravagante que la rodea acaparando toda la atención. Toda ella es una rentable simulación, para proyectar una imagen distinta, una “original’’ y eficaz puesta en escena. Con sus extravagantes atuendos, conceptos, shows, hace creer al mundo que es una desarrolladora de ideas, cuando en realidad toda ella es un conjunto de conceptos que previamente han sido utilizados pero que no habían sido agregadas en el mismo paquete.

Entonces, ¿puede la publicidad o el mundo del marketing en general, influenciar en la vida de las personas? Quizás al hablar de productividad se podría afirmar que mientras más publicidad y estrategias de mercadeo se utilizan, las ventas, utilidades y ganancias de alguna organización puedan aumentar, en números la interrogante planteada se encaminaría hacia una respuesta positiva, pero por otro lado, quizás en un análisis más personal, cuando se quiera hacer referencia a alguna idea, gusto, necesidad o deseo del consumidor, ¿se podría dar una respuesta afirmativa sin siquiera consultarlo? Si bien es cierto lo que se ha expuesto anteriormente: cada persona crea y adapta su entorno a su manera, comodidad, facilidades y conveniencias y se sienten atraídos por aquellas cosas con las que puedan identificarse, de esa manera la tv, estrategias de mercadeo y demás estudios podrían llevar al consumidor al mundo del “origen”, prestándole más herramientas para que modifiquen su entorno a la conveniencia de los entes impulsores de estas campañas. Entonces la pregunta podría ser replanteada ¿será posible que a través del marketing, publicidades masivas, engañosas, asociativas o subliminales, directas o indirectas, se pueda modificar aquel entorno o ambiente que crea el consumidor? O al menos ¿brindar herramientas para que sea adaptado a cómo el beneficiario desee y no el consumidor?
Según la opinión de la profesora Rebeca Rodríguez, quien imparte materias de Mercadeo en la UNITEC, si, se puede, no sólo brindar estas herramientas y modificar comportamientos sino que “podemos hacer magia” siempre y cuando sepamos cómo y de qué manera hacerlo. El mundo del origen está presente en la realidad en muchos ámbitos como la política, la religión y el dinero, probablemente no se presenta de una manera tan drástica como filtrarse, literalmente, en la mente de personas para sacar información, implantarles alguna idea y obtener beneficios con ella, pero si para cambiar un determinado criterio, idea, gusto, necesidad, deseo o motivación utilizando el marketing como fuente de manipulación y desarrollo comercial.

Harry Potter-The End

Como todos los pottermaniacs y el mundo entero en general sabrán, este 15 de Julio la famosa saga de Harry Potter llega a su fin, ha sido una larga historia, este próximo 15 de Julio termina más que una historia, terminan muchas historias, terminan las historias de todos aquellos niños que (como yo) tuvieron una hermosa madre que les salvó la niñez comprándole un tal libro llamado "Harry Potter y La Piedra Filosofal" y lo abrieron esperando otro de los tantos libros aburridos que compra mamá pero se encontraron con la historia más fascinante que jamás se haya contado. Para estar en sintonía con el mundo se me presentó la oportunidad de responder a la maravillosa pregunta ¿Qué significa para ti Harry Potter?



Harry Potter en conjunto significa para mí más que unos libros, más que increíbles películas, significa mi infancia resumida en 7 libros, 8 películas y millones de historias que comentar, significa que marcaron mi niñez desde el momento en que abrí la primera página de Harry Potter y la Piedra Filosofal me convertí en otra persona, vi el mundo con otros 
ojos y aunque suene exagerado y para muchos el extremo es la realidad. Harry Potter es una generación, una forma de vida, es detallar la magia en cada cosa que te rodea, es saber que no eres un muggle cualquiera, es entender un nuevo idioma mágico (modestia aparte), Harry Potter para mí y muchos muchos muchos otros es algo más, es algo que no podemos expresar con palabras, con textos ni con emociones es algo que llevamos dentro y marcó nuestra juventud, nos hizo ser mejores personas y nos permitió creer que la magia va más allá de los conjuros y libros, que la magia la encontramos sin necesidad de varitas, calderos, bogarts, hipogrifos y demás criaturas mágicas que la magia no sólo es Harry, Dumbledore, Snape, Trewlaney, Hadgrid, Los Weasley o Los Black, que la magia está en cada uno de nuestro actos, que la magia está en nuestos corazones y que hay un mundo mágico esperando por nosotros pero nuestra lechuza se perdió en el camino.

Happy Mother's Day :D

1,2,3… 1,2,3… eso era lo único que recordaba, extrañamente no me importaba, 2 voces que siempre estaban conmigo me decían qué hacer, cómo hacerlo y en qué momento, una era dulce, suave, era como un canto que cuando llegaba a mis pequeños oídos me hacía moverme de alegría en ese pequeño pero acogedor espacio en el que vivía. La otra  voz, más áspera pero igual de acogedora y dulce, cuando se lo pedía con muchas ganas se aparecía era todo blanco y brillaba, tenía 2 alitas que le permitían moverse a dónde él quisiera, me contaba historias acerca de un “Dios” que había creado todo en dónde yo viviría más adelante, aunque no lo entendía muy bien me encantaba escuchar esas historias sobre unas criaturas llamadas “pájaros” que volaban como él y tenían muchos colores, una especie de alfombra azul llamada “mar” que abarcaba todo el “mundo” que era el lugar donde viviría cuando saliera de aquí, por supuesto yo no quería salir de aquí, tenía todo lo que quería, calor, cuando sentía hambre me daban comida, cuando tenía sueño dormía, aquella voz cantarina que me decía palabras lindas que muchas veces no entendía “mi amor” “belleza” “mi princesa”, que lindo se escuchan no?.... ¿para qué querría yo salir de este paraíso?.

La 2da voz me dijo que él era mi ángel y estaría   toda la vida, que cuando pasara el tiempo dejaría de aparecerse porque yo ya no se lo pediría pero que igual me cuidaría, protegería y sería el encargado de hablarme siempre del tal “Dios” a quién le había agarrado cierto cariño pues mi ángel me hablaba mucho de él, y aparentemente era bastante bueno y nos “amaba” a todos. Mi ángel también me dijo que se llamaba Charlie y que la primera voz que oía era mi “mamá” que yo vivía dentro de ella (que cosa tan extraña!) y que ella lo ayudaría en su labor de cuidarme y protegerme, que me acompañaría toda mi vida pero que, al igual que él, después de mucho tiempo dejaría de verla pero que ella nunca me abandonaría. A veces escuchaba a mi “mamá” gritar o llorar y yo me ponía muy triste pero mi ángel me consolaba siempre contándome más historias de “Dios” y del “mundo”.

A medida que el tiempo pasaba sentía como yo iba creciendo y el espacio donde vivía se hacía cada vez más pequeño, pero nunca dejaba de ser acogedor, sentía miedo pero mi ángel me decía que todo estaba bien y me empezaba a cantar melodías hermosas como la voz de mi “mamá”. Entonces pasó, todo se puso muy pequeño, le daba golpes a todo esperando se agrandara pero nada conseguí, llamé desesperadamente a mi ángel y en seguida apareció, me explicó que había llegado el momento de salir, le dije que no quería, le rogué que lo detuviera, que me ayudara y entonces me dijo, hemos estado juntos desde siempre y todo lo que te he dicho que hicieras ha sido para tu bien, y tú lo has hecho sin dudar, eso se llama “fe”, si tienes fe en mí, escúchame y haz lo que digo, dejé de quejarme, empecé a salir con las instrucciones que él me indicaba hasta que por fin, salí, hacía frío, me quemaba la piel, un sonido extraño salía de mi boca y me asustaba, me hicieron cosas que me dolían y ese sonido horrible seguía saliendo de mí, vi las “personas” de las que tanto me hablaba mi ángel, eran muy parecidos a él pero no brillaban, me envolvieron y el frío cesó, y entonces la vi, sin que mi ángel me lo indicara lo supe, era mi “mamá” era hermosa, escuché su voz y sentí un calor en mi mejilla cuando ella se acercó y en ese momento ya nada me molestó, le di las gracias a Charlie y le dije que le diera gracias al tal “Dios” por darme a mi “mamá” y a él, me sonrió y se esfumó para cumplir con la tarea que le había asignado.


Personalidades de éxito

Tras una de las mejores y retadoras asignaciones que me encomendaron en la universidad, una de las más motivadores e inspiradoras profesoras que he tenido a lo largo de mi carrera (y sólo he visto una clases, saquen la cuenta) tuve que realizar una ardua búsqueda a través de internet, encuestas, preguntas y demás pude lograr, en 5 días, plasmar las 5 personas que simbolizan para mí el éxito, me limité un poco al querer que mis personalidades exitosas fueran sólo mujeres, pues el feminismo vive en mí; reduciendo la lista, preguntándome qué es  el éxito, cómo definirlo y cómo representarlo, enumerando personas exitosas que veo a diario y conforman mi vida, mi abuela, mi mamá, mi tía, mi vecina, mi prima, la señora que atiende en el cafetín, mi profesora, mi compañera de estudio,  mujeres que cambiaron la historia femenina como la conocemos hoy en día, mujeres que trabajan por construirnos un presente para regalarnos un futuro y sobre todo mujeres cuyo éxito no está representado sólo por el dinero y la fama, aquí están 5 de las muchas mujeres que conforman mi larga lista de personalidades del éxito.



Meryl Streep
Mary Louise Streep, actriz estadounidense, conocida por su facilidad para realizar cualquier papel que se le presente, se transforma, estudia y se adueña de su personaje en todos los sentidos, para el personaje que le valió un Oscar como mejor actriz “Sophie’s Choice” aprendió polaco y alemán, para “Music of the Hearth”  manejó el arte de tocar el violín en menos de 6 meses, en “The Bridges of Madisson County” perfeccionó el acento italiano que debía tener su personaje, estas por mencionar algunas.  Su capacidad de reinventarse y adentrarse en personajes uno más distinto que el otro es lo que la ha hecho merecedora de 2 premios Oscar, 6 Golden Globes, 2 SAG Awards, 2 Emmy’s, 1 Grammy y 1 Tonny por mencionar los más destacados, además posee record en nominaciones con 16 para los Oscars y 25 a los Golden Globes. Sumado a su éxito profesional es importante destacar que paralelo a su carrera mantiene una recalcable vida familiar es madre de 4 hijos y desde 1979 está casada con el padre de ellos, también destacan sus donaciones a fundaciones sociales y su desapego a lo material, pues es conocida por realizar películas de muy bajo presupuesto pero que ella considera un excelente proyecto, además en una de sus películas “The Devil Wears Prada” subastó todos los atuendos que utilizó en su filmación y donó a la caridad las ganancias obtenidas. Considerada una mujer exitosa por destacar en todos los ámbitos de sus vida y perfeccionar cada uno de los proyectos que se le presentan. 

MADONNA
Madonna Louise Veronica Ciccone, cantautora, bailarina, actriz, diseñadora de moda, madre, escritora de libros infantiles, directora de cine y productora, dueña del sello discográfico, Maverick y aclamada empresaria. Madonna ha establecido una considerable cantidad de récords incluidos en el Libro Guinness como la solista más exitosa y de mayores ventas musicales de todos los tiempos con más de 300 millones de discos vendidos, la solista con mayores ventas del siglo XX, actriz con más cambios de atuendos en un film (Evita), artista con más ganancias netas en tours promocionales por Confessions Tour and Sticky and Sweet Tour, primer sencillo en llegar al número 1 en 45 países “Hung Up”, más éxitos en el Top Ten, solista con más álbumes número 1 en la lista británica y solista más exitosa en los últimos tiempos, estos por mencionar algunos. En 2008 la revista Billboard clasificó a Madonna en el número 2, detrás de The Beatles, en el Billboard Hot 100 All-Time Top Artist, convirtiéndola en la solista más exitosa en la historia musical, es la solista más vendida en los Estados Unidos (detrás de Barbra Streisand) con 64 millones de álbumes certificados, ha sido nominada a los premios más importantes de la música, Billboard, Grammys, Mtv’s, American music awards, etc, a lo largo de su carrera, más de 400 veces y ha ganado 274. Entre sus muchas facetas encontramos la de madre, defensora de causas sociales y promotora de los derechos humanos, su capacidad de reinventarse, apasionarse y lograr el mejor resultado en cualquier proyecto que se propone y conseguir el éxito a pesar de los rechazos y controversia que siempre causa son algunas de sus múltiples características dignas de admirar. 

Gabriela Mistral
Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, conocida por su seudónimo Gabriela Mistral, fue una destacada poetisa, diplomática y pedagoga chilena. Gabriela Mistral, una de las principales figuras de la literatura chilena y latinoamericana, es la primera persona latinoamericana y primera mujer americana en ganar el Premio Nobel de Literatura, el cual recibió en 1945. Su indudable éxito se ve reflejado en su obra literaria, sus innumerables premios, galardones y reconocimientos, su incesante labor por mejorar la calidad de la educación en su país, su pasión por erradicar la ignorancia y analfabetismo, a pesar de que siempre fue criticada por no poseer estudios superiores su inteligencia e ímpetu le permitieron asentar las bases de un nuevo sistema educacional en México, modelo que actualmente se mantiene vigente casi en su esencia, pues solo se le han hecho reformas para actualizarlo, además fue directora de varios  liceos en Chile y galardonada por Universidades de gran renombre en su época. Su legado está aún vigente, sus versos aún citables, sin duda una personalidad que debe ser destacada como exitosa “están de sobra ya todas las horas y fueron dichas todas las palabras” Gabriela Mistral.

Nadia Comăneci

Nadia Elena Comăneci exgimnasta rumana, ganadora de nueve medallas olímpicas de las que cinco son de oro. Fue la primera en lograr una puntuación perfecta, 10, en una competencia olímpica. Es considerada una de las más grandes gimnastas del siglo XX. Además de haber sido una atleta integralmente exitosa, su preocupación por las causas sociales llama la atención. Fue miembro de la Federación Rumana de Gimnasia y entrenó a los jóvenes gimnastas de su país,  Academia Conner de Gimnasia, la Compañía para Producir el 10 Perfecto, vicepresidenta del Consejo de Dirección de Olimpíadas Especiales, Presidenta de Honor de la Federación Rumana de Gimnasia, Presidenta Honorífica del Comité Olímpico Rumano, Embajadora de Deportes de Rumania, vicepresidenta del consejo de Dirección de la Asociación para la Distrofia Muscular y miembro de la Fundación de la Federación Internacional de Gimnasia y ha puesto en marcha en Bucarest una clínica de misericordia para ayudar a los niños huérfanos. Aunado a esto es comentarista de los juegos olímpicos, conformó una familia y logró mantener su éxito en el tiempo.

Marie Curie
Maria Sklodowska-Curie química y física polaca, vivió entre los años 1867 y 1934, fue la primera mujer en recibir el premio nobel de física, en ser enterrada en el panteón de París y en dar clases en la Universidad de París, fue la primera persona a la que se le concedieron dos Premios Nobel en dos diferentes campos (química y física). A los 4 años sabía leer perfectamente, se graduó de bachiller a los 15 años sabiendo hablar 4 idiomas, se mudó a París y consiguió el título de física y matemática quedando entre las primeras de su clase y además fue la segunda mujer en obtener un doctorado. Además construyó una familia, cansándose con un hombre a la par de ella, profesionalmente hablando, tuvo dos hijas, una de ellas recibió un premio Nobel de física y la otra fue escritora. Aparte de su evidente éxito profesional, Marie, no patentó los estudios por los que se le fue concedido su premio Nobel, evidenciado así su pasión por su trabajo y su desinterés por la fama.

En vista de que quedé absolutamente fascinada con la realización de esta asignación esperen más mujeres exitosas por aquí.... 

¿Cómo ganar amigos? Por Jaime Bayly

Excelente artículo del siempre ocurrente Jaime Bayly publicado en el Nacional en el día de hoy. Aquí se los dejo para que rían un poco.
1. Miente. A los tontos diles que son inteligentes. A los feos diles que son lindos. Los tontos suelen creerse inteligentes. Los feos suelen verse lindos. No los confundas
2. Paga la cuenta. Deja buena propina. Sé dispendioso. Verás cómo te aparecen los amigos detrás de los arbustos y cactus.
3. No intentes demostrar que tienes la razón. No seas majadero. No insistas. No tienes la razón. Nadie la tiene. Si quieres tener amigos da la razón al otro. Lo importante no es tener la razón, es ser divertido. Sólo conseguirás ser divertido si reconoces que estás equivocado.
4. No tengas ideología. No tengas religión. No tengas moral. No tengas certezas, convicciones, dogmas. Se flexible. Haz yoga y pilates con tus principios. Acomódalos a los demás . Aprende del camaleón. Haz creer a los demás que sus convicciones son exactamente las tuyas.
5. Mucho cuidado con el espinoso asunto de la inteligencia. Digamos que la cuestión se reduce a esto: no te hagas el inteligente. No te hagas el listo, el pícaro, el pendejerete. Si de verdad eres inteligente, encubre tu inteligencia con pudor, escóndela como si fuera una verruga. El que hace alarde de su inteligencia irrita a los demás, pierde amigos, se queda solo. Lo inteligente si de verdad quieres ser popular es hacer creer a los demás que son más inteligentes que tú. No es tan díficil simular que eres un idiota.
6. No tengas éxito. Fracasa. Fracasa miserablemente y admítelo. Di que eres mediocre. Di que eres infeliz. Di que eres un gran huevón. Di que tu vida apesta. Eso te hará encantador.
7. Procura no defecar en casa de tus amigos. Aguanta. Controla tus esfínteres. No pierdas los modales.
8. Ya acabó la Guerra Fría. Ya terminó esa película. Ya no es los estadounidenser vs. Los rusos. El mundo nos es más bipolar. No tienes que estar con los estadounidenses o con los rusos. No tienes que tomar un partido. Quiero decir: no tienes que ser heterosexual u homosexual. Puedes sentarte en la u. Si el mundo es multipolar, puedes ser multiuso todoterreno. Déjate llevar. No seas culo angosto. No hagas de tu culo un templo sagrado o una fortaleza invicta, amurallada. Alójate donde seas bienvenido y aprende a dar posada al peregrino. No hagas un melodrama para bajarte los pantalones. Deja que las cosas fluyan. Deja que los fluidos fluyam. Fluye.
9. No discutas. No seas necio. Cede. Pierde. Resígnate. Deja que otro gane. Ahórrate la pelea. El mejor pleito no es el que se gana sino el que se evita.
10. Cállate. No opines. No digas un carajo. Deja que los demás hablen. Asiente en silencio. Parecerás inteligente. Si abres la boca romperás el hechizo.
11. No aspires a nada. No trates de ser el mejor. No postules a premios. Si te conceden premios, devuélvelos. No aceptes homenajes. Rechaza toda forma de elogio o adulación. Postula sutilmente la teoría de que eres um imbécil y que, siendo genéticmamente tan imbécil, resulta milagroso que sigas vivo.
12. No hagas esfuerzo alguno por tener buena reputación. Caerás mal. Caéras fatal. Los virtuosos carecen de amigos y llevan vidas sombrías. Aplaude a quien te insulta. Deplora a quien te elogia. Si dicen que eres buena gente, preocúpate.
13. Engorda. Echa a perder tu silueta. Procura parecer una foca o un manatí. Sóbate la panza. Los gordos son naturalmente amados. Los flacos odiados.
14. Exagera tus achaques. Di que tienes estreñimiento crónico. Di que cagas en semanas. Di que sufres de migrañas y jaquecas crónicas. Di que cuando vas a tener un orgasmo te sobreviene un hipo. Di que sigue orinándote en la cama y duermes con pañales. Di que padeces de una enfermedad terminal. De este año no pasas. Te estás muriendo. Frunce el ceño. No sonŕías. Que se te vea afligido, mal, jodido.
15. No tomes decisiones, deja que otros decidan por ti. Cuando se equivoquen no será tu culpa. No elijas nunca la película la fila la butaca. Siéntate donde te indiquen.
16. No le digas nunca a nadie que estás enamorado. Si alguien dice qe está enamorado de ti, dile que esa enfermedad mental tiene cura y que con la ayuda de un buen psiquiatra y la medicación aporpiada saldrá de tan penosa aflicción.
17. Di que tuviste una infancia infeliz. Di que eres huérfano. Di que unos curas te violaron sistemáticamente. Di que nunca te regalaron una bicicleta. Luego llora y di que extrañas a los curas.

Para el Ángel que ilumina mis días

Gracias! Por hoy, por ayer y por todo lo que viene, por las horas, días, segundos y minutos vividos y por vivir, las peleas, discusiones, debates y nimiedades, los colores, sonrisas, patadas y gritos, tus miradas, regaños, críticas y halagos, aromas que se quedan, comentarios que recuerdo y canciones que identifico. Por los días contigo y sin ti, por los soles y lunas que pasé lejos y cerca de ti, los caminos y rutas que recorrí a tu lado o a la distancia, por los sí y los no,  por todo y por nada, por los días en que las palabras sobraron y por aquellos en que faltaron, esos en los que no dijimos nada pero lo sabíamos todo, esos en que nuestros sueños se unieron, nuestros ideas se unificaron y mencionarlo era demasiado común para la situación, porque nunca definimos el tiempo para nuestra amistad, ningún cronograma hubiera aceptado este formato, porque simplemente sucedió y ahora te encuentras en la base de mi pirámide de necesidades. 
Frases memorables que dijiste y dirás, comentarios absurdos que logré amar, palabras confusas que me hiciste comprender, letras y sonidos que me diste a conocer, visiones de un futuro que jamás imaginé, planteamientos que nunca me hubiera propuesto a cumplir, objetivos que juntos lograremos sin dudar y sueños que llevaremos a su ejecución eficaz.
Siempre el problema es describir la situación y en este caso es imposible de hacer, plasmar los sentimientos que tengo hacia ti no se resumirían jamás, no existe herramienta que me lo facilite ni modalidad que me lo permita, pero lo que sí puedo lograr es demostrarte mi agradecimiento por el hecho de existir en mi vida, de llegar para quedarte, de corresponder con creces mi sentimiento hacia ti y de comprender de a poco lo que soy, fui y seré, de conocerme, y aceptarme, de forzar el cambio que mi vida necesitaba y de sin duda alguna ser mi amigo y todo lo que ese concepto implica.
Para mi ángel guardián, mi confort, seguridad, paz y morada, el hogar de mi corazón y velador y guía de mis días.

Vargas Llosa Invádeme

Porque este Blog necesita un poco de Vargas Llosa para iluminarse aquí les dejo el maravilloso discurso que escribió este maravilloso autor cuando fue galardonado con el prestigioso Premio Nobel de Literatura, quizás les parezca un poco extenso pero les invito a leerlo, es extremadamente enriquecedor y motivador, yo sin duda me siento mejor cada vez que leo aunque sea medio párrafo. Aquí les dejo este maravilloso regalo.

Discurso Nobel


7 diciembre de 2010

Elogio de la lectura y la ficción

Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con el capitán Nemo veinte mil leguas de viaje submarino, luchar junto a d’Artagnan, Athos, Portos y Aramís contra las intrigas que amenazan a la Reina en los tiempos del sinuoso Richelieu, o arrastrarme por las entrañas de París, convertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte de Marius a cuestas.

La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura. Mi madre me contó que las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias que leía pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final. Y acaso sea eso lo que me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongando en el tiempo, mientras crecía, maduraba y envejecía, las historias que llenaron mi infancia de exaltación y de aventuras.

Me gustaría que mi madre estuviera aquí, ella que solía emocionarse y llorar leyendo los poemas de Amado Nervo y de Pablo Neruda, y también el abuelo Pedro, de gran nariz y calva reluciente, que celebraba mis versos, y el tío Lucho que tanto me animó a volcarme en cuerpo y alma a escribir aunque la literatura, en aquel tiempo y lugar, alimentara tan mal a sus cultores. Toda la vida he tenido a mi lado gentes así, que me querían y alentaban, y me contagiaban su fe cuando dudaba. Gracias a ellos y, sin duda, también, a mi terquedad y algo de suerte, he podido dedicar buena parte de mi tiempo a esta pasión, vicio y maravilla que es escribir, crear una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, que vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y torna la muerte un espectáculo pasajero.

No era fácil escribir historias. Al volverse palabras, los proyectos se marchitaban en el papel y las ideas e imágenes desfallecían. ¿Cómo reanimarlos? Por fortuna, allí estaban los maestros para aprender de ellos y seguir su ejemplo. Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia. Faulkner, que es la forma –la escritura y la estructura– lo que engrandece o empobrece los temas. Martorell, Cervantes, Dickens, Balzac, Tolstoi, Conrad, Thomas Mann, que el número y la ambición son tan importantes en una novela como la destreza estilística y la estrategia narrativa. Sartre, que las palabras son actos y que una novela, una obra de teatro, un ensayo, comprometidos con la actualidad y las mejores opciones, pueden cambiar el curso de la historia. Camus y Orwell, que una literatura desprovista de moral es inhumana y Malraux que el heroísmo y la épica cabían en la actualidad tanto como en el tiempo de los argonautas, la Odisea y la Ilíada.

Si convocara en este discurso a todos los escritores a los que debo algo o mucho sus sombras nos sumirían en la oscuridad. Son innumerables. Además de revelarme los secretos del oficio de contar, me hicieron explorar los abismos de lo humano, admirar sus hazañas y horrorizarme con sus desvaríos. Fueron los amigos más serviciales, los animadores de mi vocación, en cuyos libros descubrí que, aun en las peores circunstancias, hay esperanzas y que vale la pena vivir, aunque fuera sólo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias.

Algunas veces me pregunté si en países como el mío, con escasos lectores y tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde la cultura era privilegio de tan pocos, escribir no era un lujo solipsista. Pero estas dudas nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre escribiendo, incluso en aquellos períodos en que los trabajos alimenticios absorbían casi todo mi tiempo. Creo que hice lo justo, pues, si para que la literatura florezca en una sociedad fuera requisito alcanzar primero la alta cultura, la libertad, la prosperidad y la justicia, ella no hubiera existido nunca. Por el contrario, gracias a la literatura, a las conciencias que formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al desencanto de lo real con que volvemos del viaje a una bella fantasía, la civilización es ahora menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a humanizar la vida con sus fábulas. Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola.

Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.

La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. Cuando la gran ballena blanca sepulta al capitán Ahab en el mar, se encoge el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú. Cuando Emma Bovary se traga el arsénico, Anna Karenina se arroja al tren y Julián Sorel sube al patíbulo, y cuando, en El Sur, el urbano doctor Juan Dahlmann sale de aquella pulpería de la pampa a enfrentarse al cuchillo de un matón, o advertimos que todos los pobladores de Comala, el pueblo de Pedro Páramo, están muertos, el estremecimiento es semejante en el lector que adora a Buda, Confucio, Cristo, Alá o es un agnóstico, vista saco y corbata, chilaba, kimono o bombachas. La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez.

Como todas las épocas han tenido sus espantos, la nuestra es la de los fanáticos, la de los terroristas suicidas, antigua especie convencida de que matando se gana el paraíso, que la sangre de los inocentes lava las afrentas colectivas, corrige las injusticias e impone la verdad sobre las falsas creencias. Innumerables víctimas son inmoladas cada día en diversos lugares del mundo por quienes se sienten poseedores de verdades absolutas. Creíamos que, con el desplome de los imperios totalitarios, la convivencia, la paz, el pluralismo, los derechos humanos, se impondrían y el mundo dejaría atrás los holocaustos, genocidios, invasiones y guerras de exterminio. Nada de eso ha ocurrido. Nuevas formas de barbarie proliferan atizadas por el fanatismo y, con la multiplicación de armas de destrucción masiva, no se puede excluir que cualquier grupúsculo de enloquecidos redentores provoque un día un cataclismo nuclear. Hay que salirles al paso, enfrentarlos y derrotarlos. No son muchos, aunque el estruendo de sus crímenes retumbe por todo el planeta y nos abrumen de horror las pesadillas que provocan. No debemos dejarnos intimidar por quienes quisieran arrebatarnos la libertad que hemos ido conquistando en la larga hazaña de la civilización. Defendamos la democracia liberal, que, con todas sus limitaciones, sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder, todo aquello que nos ha ido sacando de la vida feral y acercándonos –aunque nunca llegaremos a alcanzarla– a la hermosa y perfecta vida que finge la literatura, aquella que sólo inventándola, escribiéndola y leyéndola podemos merecer. Enfrentándonos a los fanáticos homicidas defendemos nuestro derecho a soñar y a hacer nuestros sueños realidad.

En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país, América Latina y el resto del Tercer Mundo. Mi decepción del estatismo y el colectivismo y mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy –que trato de ser– fue largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y a raíz de episodios como la conversión de la Revolución Cubana, que me había entusiasmado al principio, al modelo autoritario y vertical de la Unión Soviética, el testimonio de los disidentes que conseguía escurrirse entre las alambradas del Gulag, la invasión de Checoeslovaquia por los países del Pacto de Varsovia, y gracias a pensadores como Raymond Aron, Jean-François Revel, Isaiah Berlin y Karl Popper, a quienes debo mi revalorización de la cultura democrática y de las sociedades abiertas. Esos maestros fueron un ejemplo de lucidez y gallardía cuando la intelligentsia de Occidente parecía, por frivolidad u oportunismo, haber sucumbido al hechizo del socialismo soviético, o, peor todavía, al aquelarre sanguinario de la revolución cultural china.

De niño soñaba con llegar algún día a París porque, deslumbrado con la literatura francesa, creía que vivir allí y respirar el aire que respiraron Balzac, Stendhal, Baudelaire, Proust, me ayudaría a convertirme en un verdadero escritor, que si no salía del Perú sólo sería un seudo escritor de días domingos y feriados. Y la verdad es que debo a Francia, a la cultura francesa, enseñanzas inolvidables, como que la literatura es tanto una vocación como una disciplina, un trabajo y una terquedad. Viví allí cuando Sartre y Camus estaban vivos y escribiendo, en los años de Ionesco, Beckett, Bataille y Cioran, del descubrimiento del teatro de Brecht y el cine de Ingmar Bergman, el TNP de Jean Vilar y el Odéon de Jean Louis Barrault, de la Nouvelle Vague y le Nouveau Roman y los discursos, bellísimas piezas literarias, de André Malraux, y, tal vez, el espectáculo más teatral de la Europa de aquel tiempo, las conferencias de prensa y los truenos olímpicos del general de Gaulle. Pero, acaso, lo que más le agradezco a Francia sea el descubrimiento de América Latina. Allí aprendí que el Perú era parte de una vasta comunidad a la que hermanaban la historia, la geografía, la problemática social y política, una cierta manera de ser y la sabrosa lengua en que hablaba y escribía. Y que en esos mismos años producía una literatura novedosa y pujante. Allí leí a Borges, a Octavio Paz, Cortázar, García Márquez, Fuentes, Cabrera Infante, Rulfo, Onetti, Carpentier, Edwards, Donoso y muchos otros, cuyos escritos estaban revolucionando la narrativa en lengua española y gracias a los cuales Europa y buena parte del mundo descubrían que América Latina no era sólo el continente de los golpes de Estado, los caudillos de opereta, los guerrilleros barbudos y las maracas del mambo y el chachachá, sino también ideas, formas artísticas y fantasías literarias que trascendían lo pintoresco y hablaban un lenguaje universal.

De entonces a esta época, no sin tropiezos y resbalones, América Latina ha ido progresando, aunque, como decía el verso de César Vallejo, todavía Hay, hermanos, muchísimo que hacer. Padecemos menos dictaduras que antaño, sólo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudodemocracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua. Pero en el resto del continente, mal que mal, la democracia está funcionando, apoyada en amplios consensos populares, y, por primera vez en nuestra historia, tenemos una izquierda y una derecha que, como en Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, República Dominicana, México y casi todo Centroamérica, respetan la legalidad, la libertad de crítica, las elecciones y la renovación en el poder. Ése es el buen camino y, si persevera en él, combate la insidiosa corrupción y sigue integrándose al mundo, América Latina dejará por fin de ser el continente del futuro y pasará a serlo del presente.

Nunca me he sentido un extranjero en Europa, ni, en verdad, en ninguna parte. En todos los lugares donde he vivido, en París, en Londres, en Barcelona, en Madrid, en Berlín, en Washington, Nueva York, Brasil o la República Dominicana, me sentí en mi casa. Siempre he hallado una querencia donde podía vivir en paz y trabajando, aprender cosas, alentar ilusiones, encontrar amigos, buenas lecturas y temas para escribir. No me parece que haberme convertido, sin proponérmelo, en un ciudadano del mundo, haya debilitado eso que llaman “las raíces”, mis vínculos con mi propio país –lo que tampoco tendría mucha importancia–, porque, si así fuera, las experiencias peruanas no seguirían alimentándome como escritor y no asomarían siempre en mis historias, aun cuando éstas parezcan ocurrir muy lejos del Perú. Creo que vivir tanto tiempo fuera del país donde nací ha fortalecido más bien aquellos vínculos, añadiéndoles una perspectiva más lúcida, y la nostalgia, que sabe diferenciar lo adjetivo y lo sustancial y mantiene reverberando los recuerdos. El amor al país en que uno nació no puede ser obligatorio, sino, al igual que cualquier otro amor, un movimiento espontáneo del corazón, como el que une a los amantes, a padres e hijos, a los amigos entre sí.

Al Perú yo lo llevo en las entrañas porque en él nací, crecí, me formé, y viví aquellas experiencias de niñez y juventud que modelaron mi personalidad, fraguaron mi vocación, y porque allí amé, odié, gocé, sufrí y soñé. Lo que en él ocurre me afecta más, me conmueve y exaspera más que lo que sucede en otras partes. No lo he buscado ni me lo he impuesto, simplemente es así. Algunos compatriotas me acusaron de traidor y estuve a punto de perder la ciudadanía cuando, durante la última dictadura, pedí a los gobiernos democráticos del mundo que penalizaran al régimen con sanciones diplomáticas y económicas, como lo he hecho siempre con todas las dictaduras, de cualquier índole, la de Pinochet, la de Fidel Castro, la de los talibanes en Afganistán, la de los imanes de Irán, la del apartheid de Africa del Sur, la de los sátrapas uniformados de Birmania (hoy Myanmar). Y lo volvería a hacer mañana si –el destino no lo quiera y los peruanos no lo permitan– el Perú fuera víctima una vez más de un golpe de estado que aniquilara nuestra frágil democracia. Aquella no fue la acción precipitada y pasional de un resentido, como escribieron algunos polígrafos acostumbrados a juzgar a los demás desde su propia pequeñez. Fue un acto coherente con mi convicción de que una dictadura representa el mal absoluto para un país, una fuente de brutalidad y corrupción y de heridas profundas que tardan mucho en cerrar, envenenan su futuro y crean hábitos y prácticas malsanas que se prolongan a lo largo de las generaciones demorando la reconstrucción democrática. Por eso, las dictaduras deben ser combatidas sin contemplaciones, por todos los medios a nuestro alcance, incluidas las sanciones económicas. Es lamentable que los gobiernos democráticos, en vez de dar el ejemplo, solidarizándose con quienes, como las Damas de Blanco en Cuba, los resistentes venezolanos, o Aung San Suu Kyi y Liu Xiaobo, que se enfrentan con temeridad a las dictaduras que sufren, se muestren a menudo complacientes no con ellos sino con sus verdugos. Aquellos valientes, luchando por su libertad, también luchan por la nuestra.

Un compatriota mío, José María Arguedas, llamó al Perú el país de “todas las sangres”. No creo que haya fórmula que lo defina mejor. Eso somos y eso llevamos dentro todos los peruanos, nos guste o no: una suma de tradiciones, razas, creencias y culturas procedentes de los cuatro puntos cardinales. A mí me enorgullece sentirme heredero de las culturas prehispánicas que fabricaron los tejidos y mantos de plumas de Nazca y Paracas y los ceramios mochicas o incas que se exhiben en los mejores museos del mundo, de los constructores de Machu Picchu, el Gran Chimú, Chan Chan, Kuelap, Sipán, las huacas de La Bruja y del Sol y de la Luna, y de los españoles que, con sus alforjas, espadas y caballos, trajeron al Perú a Grecia, Roma, la tradición judeo-cristiana, el Renacimiento, Cervantes, Quevedo y Góngora, y la lengua recia de Castilla que los Andes dulcificaron. Y de que con España llegara también el África con su reciedumbre, su música y su efervescente imaginación a enriquecer la heterogeneidad peruana. Si escarbamos un poco descubrimos que el Perú, como el Aleph de Borges, es en pequeño formato el mundo entero. ¡Qué extraordinario privilegio el de un país que no tiene una identidad porque las tiene todas!

La conquista de América fue cruel y violenta, como todas las conquistas, desde luego, y debemos criticarla, pero sin olvidar, al hacerlo, que quienes cometieron aquellos despojos y crímenes fueron, en gran número, nuestros bisabuelos y tatarabuelos, los españoles que fueron a América y allí se acriollaron, no los que se quedaron en su tierra. Aquellas críticas, para ser justas, deben ser una autocrítica. Porque, al independizarnos de España, hace doscientos años, quienes asumieron el poder en las antiguas colonias, en vez de redimir al indio y hacerle justicia por los antiguos agravios, siguieron explotándolo con tanta codicia y ferocidad como los conquistadores, y, en algunos países, diezmándolo y exterminándolo. Digámoslo con toda claridad: desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos incumplido. Ella sigue siendo una asignatura pendiente en toda América Latina. No hay una sola excepción a este oprobio y vergüenza.

Quiero a España tanto como al Perú y mi deuda con ella es tan grande como el agradecimiento que le tengo. Si no hubiera sido por España jamás hubiera llegado a esta tribuna, ni a ser un escritor conocido, y tal vez, como tantos colegas desafortunados, andaría en el limbo de los escribidores sin suerte, sin editores, ni premios, ni lectores, cuyo talento acaso –triste consuelo– descubriría algún día la posteridad. En España se publicaron todos mis libros, recibí reconocimientos exagerados, amigos como Carlos Barral y Carmen Balcells y tantos otros se desvivieron porque mis historias tuvieran lectores. Y España me concedió una segunda nacionalidad cuando podía perder la mía. Jamás he sentido la menor incompatibilidad entre ser peruano y tener un pasaporte español porque siempre he sentido que España y el Perú son el anverso y el reverso de una misma cosa, y no sólo en mi pequeña persona, también en realidades esenciales como la historia, la lengua y la cultura.

De todos los años que he vivido en suelo español, recuerdo con fulgor los cinco que pasé en la querida Barcelona a comienzos de los años setenta. La dictadura de Franco estaba todavía en pie y aún fusilaba, pero era ya un fósil en hilachas, y, sobre todo en el campo de la cultura, incapaz de mantener los controles de antaño. Se abrían rendijas y resquicios que la censura no alcanzaba a parchar y por ellas la sociedad española absorbía nuevas ideas, libros, corrientes de pensamiento y valores y formas artísticas hasta entonces prohibidos por subversivos. Ninguna ciudad aprovechó tanto y mejor que Barcelona este comienzo de apertura ni vivió una efervescencia semejante en todos los campos de las ideas y la creación. Se convirtió en la capital cultural de España, el lugar donde había que estar para respirar el anticipo de la libertad que se vendría. Y, en cierto modo, fue también la capital cultural de América Latina por la cantidad de pintores, escritores, editores y artistas procedentes de los países latinoamericanos que allí se instalaron, o iban y venían a Barcelona, porque era donde había que estar si uno quería ser un poeta, novelista, pintor o compositor de nuestro tiempo. Para mí, aquellos fueron unos años inolvidables de compañerismo, amistad, conspiraciones y fecundo trabajo intelectual. Igual que antes París, Barcelona fue una Torre de Babel, una ciudad cosmopolita y universal, donde era estimulante vivir y trabajar, y donde, por primera vez desde los tiempos de la guerra civil, escritores españoles y latinoamericanos se mezclaron y fraternizaron, reconociéndose dueños de una misma tradición y aliados en una empresa común y una certeza: que el final de la dictadura era inminente y que en la España democrática la cultura sería la protagonista principal.

Aunque no ocurrió así exactamente, la transición española de la dictadura a la democracia ha sido una de las mejores historias de los tiempos modernos, un ejemplo de como, cuando la sensatez y la racionalidad prevalecen y los adversarios políticos aparcan el sectarismo en favor del bien común, pueden ocurrir hechos tan prodigiosos como los de las novelas del realismo mágico. La transición española del autoritarismo a la libertad, del subdesarrollo a la prosperidad, de una sociedad de contrastes económicos y desigualdades tercermundistas a un país de clases medias, su integración a Europa y su adopción en pocos años de una cultura democrática, ha admirado al mundo entero y disparado la modernización de España. Ha sido para mí una experiencia emocionante y aleccionadora vivirla de muy cerca y a ratos desde dentro. Ojalá que los nacionalismos, plaga incurable del mundo moderno y también de España, no estropeen esta historia feliz.

Detesto toda forma de nacionalismo, ideología –o, más bien, religión– provinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo, en privilegio moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento. Junto con la religión, el nacionalismo ha sido la causa de las peores carnicerías de la historia, como las de las dos guerras mundiales y la sangría actual del Medio Oriente. Nada ha contribuido tanto como el nacionalismo a que América Latina se haya balcanizado, ensangrentado en insensatas contiendas y litigios y derrochado astronómicos recursos en comprar armas en vez de construir escuelas, bibliotecas y hospitales.

No hay que confundir el nacionalismo de orejeras y su rechazo del “otro”, siempre semilla de violencia, con el patriotismo, sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos contra la soledad. La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver.

El Perú es para mí una Arequipa donde nací pero nunca viví, una ciudad que mi madre, mis abuelos y mis tíos me enseñaron a conocer a través de sus recuerdos y añoranzas, porque toda mi tribu familiar, como suelen hacer los arequipeños, se llevó siempre a la Ciudad Blanca con ella en su andariega existencia. Es la Piura del desierto, el algarrobo y el sufrido burrito, al que los piuranos de mi juventud llamaban “el pie ajeno” –lindo y triste apelativo–, donde descubrí que no eran las cigüeñas las que traían los bebes al mundo sino que los fabricaban las parejas haciendo unas barbaridades que eran pecado mortal. Es el Colegio San Miguel y el Teatro Variedades donde por primera vez vi subir al escenario una obrita escrita por mí. Es la esquina de Diego Ferré y Colón, en el Miraflores limeño –la llamábamos el Barrio Alegre–, donde cambié el pantalón corto por el largo, fumé mi primer cigarrillo, aprendí a bailar, a enamorar y a declararme a las chicas. Es la polvorienta y temblorosa redacción del diario La Crónica donde, a mis dieciséis años, velé mis primeras armas de periodista, oficio que, con la literatura, ha ocupado casi toda mi vida y me ha hecho, como los libros, vivir más, conocer mejor el mundo y frecuentar a gente de todas partes y de todos los registros, gente excelente, buena, mala y execrable. Es el Colegio Militar Leoncio Prado, donde aprendí que el Perú no era el pequeño reducto de clase media en el que yo había vivido hasta entonces confinado y protegido, sino un país grande, antiguo, enconado, desigual y sacudido por toda clase de tormentas sociales. Son las células clandestinas de Cahuide en las que con un puñado de sanmarquinos preparábamos la revolución mundial. Y el Perú son mis amigos y amigas del Movimiento Libertad con los que por tres años, entre las bombas, apagones y asesinatos del terrorismo, trabajamos en defensa de la democracia y la cultura de la libertad.

El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años y que todavía soporta las manías, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir. Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: “Mario, para lo único que tú sirves es para escribir”.

Volvamos a la literatura. El paraíso de la infancia no es para mí un mito literario sino una realidad que viví y gocé en la gran casa familiar de tres patios, en Cochabamba, donde con mis primas y compañeros de colegio podíamos reproducir las historias de Tarzán y de Salgari, y en la Prefectura de Piura, en cuyos entretechos anidaban los murciélagos, sombras silentes que llenaban de misterio las noches estrelladas de esa tierra caliente. En esos años, escribir fue jugar un juego que me celebraba la familia, una gracia que me merecía aplausos, a mí, el nieto, el sobrino, el hijo sin papá, porque mi padre había muerto y estaba en el cielo. Era un señor alto y buen mozo, de uniforme de marino, cuya foto engalanaba mi velador y a la que yo rezaba y besaba antes de dormir. Una mañana piurana, de la que todavía no creo haberme recobrado, mi madre me reveló que aquel caballero, en verdad, estaba vivo. Y que ese mismo día nos iríamos a vivir con él, a Lima. Yo tenía once años y, desde entonces, todo cambió. Perdí la inocencia y descubrí la soledad, la autoridad, la vida adulta y el miedo. Mi salvación fue leer, leer los buenos libros, refugiarme en esos mundos donde vivir era exaltante, intenso, una aventura tras otra, donde podía sentirme libre y volvía a ser feliz. Y fue escribir, a escondidas, como quien se entrega a un vicio inconfensable, a una pasión prohibida. La literatura dejó de ser un juego. Se volvió una manera de resistir la adversidad, de protestar, de rebelarme, de escapar a lo intolerable, mi razón de vivir. Desde entonces y hasta ahora, en todas las circunstancias en que me he sentido abatido o golpeado, a orillas de la desesperación, entregarme en cuerpo y alma a mi trabajo de fabulador ha sido la luz que señala la salida del túnel, la tabla de salvación que lleva al náufrago a la playa.

Aunque me cuesta mucho trabajo y me hace sudar la gota gorda, y, como todo escritor, siento a veces la amenaza de la parálisis, de la sequía de la imaginación, nada me ha hecho gozar en la vida tanto como pasarme los meses y los años construyendo una historia, desde su incierto despuntar, esa imagen que la memoria almacenó de alguna experiencia vivida, que se volvió un desasosiego, un entusiasmo, un fantaseo que germinó luego en un proyecto y en la decisión de intentar convertir esa niebla agitada de fantasmas en una historia. “Escribir es una manera de vivir”, dijo Flaubert. Sí, muy cierto, una manera de vivir con ilusión y alegría y un fuego chisporroteante en la cabeza, peleando con las palabras díscolas hasta amaestrarlas, explorando el ancho mundo como un cazador en pos de presas codiciables para alimentar la ficción en ciernes y aplacar ese apetito voraz de toda historia que al crecer quisiera tragarse todas las historias. Llegar a sentir el vértigo al que nos conduce una novela en gestación, cuando toma forma y parece empezar a vivir por cuenta propia, con personajes que se mueven, actúan, piensan, sienten y exigen respeto y consideración, a los que ya no es posible imponer arbitrariamente una conducta, ni privarlos de su libre albedrío sin matarlos, sin que la historia pierda poder de persuasión, es una experiencia que me sigue hechizando como la primera vez, tan plena y vertiginosa como hacer el amor con la mujer amada días, semanas y meses, sin cesar.

Al hablar de la ficción, he hablado mucho de la novela y poco del teatro, otra de sus formas excelsas. Una gran injusticia, desde luego. El teatro fue mi primer amor, desde que, adolescente, vi en el Teatro Segura, de Lima, La muerte de un viajante, de Arthur Miller, espectáculo que me dejó traspasado de emoción y me precipitó a escribir un drama con incas. Si en la Lima de los cincuenta hubiera habido un movimiento teatral habría sido dramaturgo antes que novelista. No lo había y eso debió orientarme cada vez más hacia la narrativa. Pero mi amor por el teatro nunca cesó, dormitó acurrucado a la sombra de las novelas, como una tentación y una nostalgia, sobre todo cuando veía alguna pieza subyugante. A fines de los setenta, el recuerdo pertinaz de una tía abuela centenaria, la Mamaé, que, en los últimos años de su vida, cortó con la realidad circundante para refugiarse en los recuerdos y la ficción, me sugirió una historia. Y sentí, de manera fatídica, que aquella era una historia para el teatro, que sólo sobre un escenario cobraría la animación y el esplendor de las ficciones logradas. La escribí con el temblor excitado del principiante y gocé tanto viéndola en escena, con Norma Aleandro en el papel de la heroína, que, desde entonces, entre novela y novela, ensayo y ensayo, he reincidido varias veces. Eso sí, nunca imaginé que, a mis setenta años, me subiría (debería decir mejor me arrastraría) a un escenario a actuar. Esa temeraria aventura me hizo vivir por primera vez en carne y hueso el milagro que es, para alguien que se ha pasado la vida escribiendo ficciones, encarnar por unas horas a un personaje de la fantasía, vivir la ficción delante de un público. Nunca podré agradecer bastante a mis queridos amigos, el director Joan Ollé y la actriz Aitana Sánchez Gijón, haberme animado a compartir con ellos esa fantástica experiencia (pese al pánico que la acompañó).
La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos. Ella nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a ella desciframos, al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la gran mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos más dudas que certezas, y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino individual y colectivo, el alma, el sentido o el sinsentido de la historia, el más acá y el más allá del conocimiento racional.
Siempre me ha fascinado imaginar aquella incierta circunstancia en que nuestros antepasados, apenas diferentes todavía del animal, recién nacido el lenguaje que les permitía comunicarse, empezaron, en las cavernas, en torno a las hogueras, en noches hirvientes de amenazas –rayos, truenos, gruñidos de las fieras–, a inventar historias y a contárselas. Aquel fue el momento crucial de nuestro destino, porque, en esas rondas de seres primitivos suspensos por la voz y la fantasía del contador, comenzó la civilización, el largo transcurrir que poco a poco nos humanizaría y nos llevaría a inventar al individuo soberano y a desgajarlo de la tribu, la ciencia, las artes, el derecho, la libertad, a escrutar las entrañas de la naturaleza, del cuerpo humano, del espacio y a viajar a las estrellas. Aquellos cuentos, fábulas, mitos, leyendas, que resonaron por primera vez como una música nueva ante auditorios intimidados por los misterios y peligros de un mundo donde todo era desconocido y peligroso, debieron ser un baño refrescante, un remanso para esos espíritus siempre en el quién vive, para los que existir quería decir apenas comer, guarecerse de los elementos, matar y fornicar. Desde que empezaron a soñar en colectividad, a compartir los sueños, incitados por los contadores de cuentos, dejaron de estar atados a la noria de la supervivencia, un remolino de quehaceres embrutecedores, y su vida se volvió sueño, goce, fantasía y un designio revolucionario: romper aquel confinamiento y cambiar y mejorar, una lucha para aplacar aquellos deseos y ambiciones que en ellos azuzaban las vidas figuradas, y la curiosidad por despejar las incógnitas de que estaba constelado su entorno.
Ese proceso nunca interrumpido se enriqueció cuando nació la escritura y las historias, además de escucharse, pudieron leerse y alcanzaron la permanencia que les confiere la literatura. Por eso, hay que repetirlo sin tregua hasta convencer de ello a las nuevas generaciones: la ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que aguza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano. Para que no retrocedamos a la barbarie de la incomunicación y la vida no se reduzca al pragmatismo de los especialistas que ven las cosas en profundidad pero ignoran lo que las rodea, precede y continúa. Para que no pasemos de servirnos de las máquinas que inventamos a ser sus sirvientes y esclavos. Y porque un mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros, modelados con la arcilla de nuestros sueños.

De la caverna al rascacielos, del garrote a las armas de destrucción masiva, de la vida tautológica de la tribu a la era de la globalización, las ficciones de la literatura han multiplicado las experiencias humanas, impidiendo que hombres y mujeres sucumbamos al letargo, al ensimismamiento, a la resignación. Nada ha sembrado tanto la inquietud, removido tanto la imaginación y los deseos, como esa vida de mentiras que añadimos a la que tenemos gracias a la literatura para protagonizar las grandes aventuras, las grandes pasiones, que la vida verdadera nunca nos dará. Las mentiras de la literatura se vuelven verdades a través de nosotros, los lectores transformados, contaminados de anhelos y, por culpa de la ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad. Hechicería que, al ilusionarnos con tener lo que no tenemos, ser lo que no somos, acceder a esa imposible existencia donde, como dioses paganos, nos sentimos terrenales y eternos a la vez, la literatura introduce en nuestros espíritus la inconformidad y la rebeldía, que están detrás de todas las hazañas que han contribuido a disminuir la violencia en las relaciones humanas. A disminuir la violencia, no a acabar con ella. Porque la nuestra será siempre, por fortuna, una historia inconclusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible.
Estocolmo, 7 de diciembre de 2010.