La opinión acerca de la realidad, es relativa, tener convicción de si una idea es cierta o no, es algo muy subjetivo, cada persona cree lo que pueda ser más conveniente o factible, a veces defendiendo sus ideales, otras veces dejándose influenciar por la idiosincrasia de su entorno y otros factores relevantes como los padres, crianza y valores que se le hayan inculcado a la persona. Este hecho no es algo desconocido para nadie, existen carreras, estudios, tesis y demás referentes a entender, comprender y modificar el comportamiento de sus consumidores o posibles mercados metas. Incluso se pueden encontrar diversos tipos de publicidades que en cierto modo incitan no sólo a lo evidente, comprar el producto expuesto, sino a realizar otro tipo de actividades que a la larga llevan a formar parte de los consumidores del producto presentado o incitar a la inclinación por una idea, criterio, gusto, estilo de vida, religión, ideología, moral y ética.
A diario se observan personas de creencias religiosas, predicando sus ideas, probablemente contrarias a las de muchos, pero aún así tratan de sembrar la semilla; propagandas políticas expuestas por doquier, buses, vallas, cine, radio, televisión, revistas, periódicos, redes sociales, Internet a cualquier lugar que se mire; publicidades de entes bancarios que aseguran sus clientes se volverán millonarios al momento en que decidan utilizar los servicios que prestan, y como éstos muchos. Sin embargo la influencia que pueda tener la publicidad en las personas depende de las creencias o del entorno personal de ellas, ya que el interés por un comercial o una valla publicitaria se puede presentar cuando el usuario o consumidor se sienta identificado con el mismo, y para que esto suceda, éstos deben publicitar algún producto o tema del interés, gusto o preferencia de quien lo observe, por ejemplo, a una persona atea no es común que le interese ver un comercial que hable sobre Dios y la iglesia, y probablemente tampoco al verlo cambiará sus creencias religiosas ni su devoción hacia Dios. Con respecto a la política, sabemos que los líderes de un país, quieren mostrar a través de comerciales y vallas publicitarias, la gestión que estos llevan. La influencia que éstas puedan tener depende de la ideología de cada ciudadano, pues aunque el bombardeo publicitario es intenso no es tan simple modificar el pensamiento y tendencia política de una persona.
Además las personas tienden a identificarse con comerciales motivadores, como por ejemplo el comercial de Ford cuando lanzó al mercado la camioneta Eddie Bauer, este comercial contiene un mensaje motivador que te habla de la necesidad de experimentar el mundo y dejar una huella en el. Este tipo de comerciales son un ejemplo de cómo el mercadeo puede influenciar en la vida y en el pensamiento de las personas, ya que, son comerciales que logran gran impacto en los televidentes o consumidores. Es decir, se puede influenciar en la creencia y percepción de una persona siempre y cuando éstas tengan cierta identificación con lo que se esté publicitando.
También existen personas que se podrían denominar “líderes de decisión” que influyen en gran medida en el grupo y entorno que los rodea, pueden ser personas comunes, amigos, familiares, o alguna celebridad a quienes querramos seguir como David Beckham y su corte de cabello, Britney Spears y su gusto por la PepsiCola, Drew Barrymore y su uso de Cover Girl, y un sinfín de artistas que tienen relevancia a la hora de la toma de decisiones de los individuos que los admiran.
Hay un fenómeno que está ocurriendo en la actualidad más por el dinero involucrado que por otra cosa que obedece a un estudiado plan de marketing, Lady Gaga. ¿Quién no ha escuchado hablar de Lady Gaga?, una cantante excéntrica por demás, para definirla de otra manera, un genio del mercadeo. Sus espectáculos y símbolos venden aún más debido a todo el modelo extravagante que la rodea acaparando toda la atención. Toda ella es una rentable simulación, para proyectar una imagen distinta, una “original’’ y eficaz puesta en escena. Con sus extravagantes atuendos, conceptos, shows, hace creer al mundo que es una desarrolladora de ideas, cuando en realidad toda ella es un conjunto de conceptos que previamente han sido utilizados pero que no habían sido agregadas en el mismo paquete.
Entonces, ¿puede la publicidad o el mundo del marketing en general, influenciar en la vida de las personas? Quizás al hablar de productividad se podría afirmar que mientras más publicidad y estrategias de mercadeo se utilizan, las ventas, utilidades y ganancias de alguna organización puedan aumentar, en números la interrogante planteada se encaminaría hacia una respuesta positiva, pero por otro lado, quizás en un análisis más personal, cuando se quiera hacer referencia a alguna idea, gusto, necesidad o deseo del consumidor, ¿se podría dar una respuesta afirmativa sin siquiera consultarlo? Si bien es cierto lo que se ha expuesto anteriormente: cada persona crea y adapta su entorno a su manera, comodidad, facilidades y conveniencias y se sienten atraídos por aquellas cosas con las que puedan identificarse, de esa manera la tv, estrategias de mercadeo y demás estudios podrían llevar al consumidor al mundo del “origen”, prestándole más herramientas para que modifiquen su entorno a la conveniencia de los entes impulsores de estas campañas. Entonces la pregunta podría ser replanteada ¿será posible que a través del marketing, publicidades masivas, engañosas, asociativas o subliminales, directas o indirectas, se pueda modificar aquel entorno o ambiente que crea el consumidor? O al menos ¿brindar herramientas para que sea adaptado a cómo el beneficiario desee y no el consumidor?
Según la opinión de la profesora Rebeca Rodríguez, quien imparte materias de Mercadeo en la UNITEC, si, se puede, no sólo brindar estas herramientas y modificar comportamientos sino que “podemos hacer magia” siempre y cuando sepamos cómo y de qué manera hacerlo. El mundo del origen está presente en la realidad en muchos ámbitos como la política, la religión y el dinero, probablemente no se presenta de una manera tan drástica como filtrarse, literalmente, en la mente de personas para sacar información, implantarles alguna idea y obtener beneficios con ella, pero si para cambiar un determinado criterio, idea, gusto, necesidad, deseo o motivación utilizando el marketing como fuente de manipulación y desarrollo comercial.
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