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Hermoso tigre blanco |
Este
15 de Octubre, fue que entendí lo que era ser turista. Me levanté con un
itinerario (amo los itinerarios) tomaría el metro me bajaría en la estación
indicada donde debía tomar otra unidad y luego caminar (según el mapa hacia la
izquierda), cruzar un puente, caminar unas 5 cuadras y llegar al zoológico, ese
sería mi primer destino. En la primera etapa de mi trayecto fue todo perfecto
(¿Cómo perderse en ESE metro?), pero resulta que la izquierda de los mapas es
la derecha de los mortales y por supuesto, me perdí, caminé unos 30 minutos en
la dirección equivocada, pasé por varias plazas y lo mejor de todo era que no
estaba asustada sino maravillada con todo lo que estaba viendo, luego de que
fue preocupante mi pérdida en el sentido de que ni siquiera encontraba esa
calle en el mapa, detuve a un taxi que me llevó hasta el zoológico, descubrí
que me había perdido BASTANTE por el monto que tuve que cancelarle (y el
taximetro no miente, lo dice una tercermundista). Para llegar al zoológico
debía subir a un funicular, pues estaba en un cerro llamado "San
Cristóbal", la vista era espléndida, el aire que se respiraba diferente y
todos los colores se veían aún más brillantes (hecho destacable tomando en
cuenta que no tenía lentes), el zoológico era estresante, maravilloso
pero estresante, era ENORME y como una especie de laberinto, los animales que
en realidad quería ver tuve que buscarlos en el mapa porque aparentemente
estaba dando vueltas en círculo pues siempre llegaba a la esquina de los
flamencos, pero si pude ver al Oso Polar, a los pingüinitos, a los cisnes, el
tigre blanco y muchos otros más, pero después de un tiempo ya me había
aburrido, tantos animales encerrados, tristes teniendo que soportar niños
gritones, adultos que los miran mal y otros atropellos de pronto me hizo sentir
mal. Bajé a pie, quería caminar por el cerro, mala idea eran como 800 escalones
y cuando llegué abajo me temblaban las piernas, estaba cansada pero feliz,
caminé hasta la estación del metro pero primero me detuve en un boulevard
llamado “Bella Vista” vendían artesanía, ropa, joyas del local y un área de
restaurants hermosisíma, allí almorcé, y fue la mejor comida que hice en todo
el viaje. Luego si tomé mi ruta hacia el metro, mi siguiente destino era “Fantasyland”
un parque de diversiones a lo Disneyworld, para llegar allí no me perdí, era
bastante más fácil y tenía mejores instrucciones (de un mortal), llegué al
parque y enloquecí me monté en atracciones en las que nunca hubiera imaginado
disfrutar, de agua, donde volaba, sillas, carritos, lanchitas, botecitos,
trenesitos, TODO, eso si las filas eran algo descomunal, pero como estaba en un
país extranjero, disfrutando un mundo no me importó hacer colas de hasta 1
hora. Este fue uno de los mejores días del viaje, estuvo sola todo el día,
independiente, libre, sin restricciones de tiempo, FELIZ, experiencia que sabía
iba a recordar por mucho mucho tiempo y me iban a sacar una sonrisa al
imaginarla, ni siquiera me puso triste el hecho de que mañana sería nuestro
último día en tan hermoso país.
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Jirafa! |
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Y los flamingos que pude ver con bastante detalle |
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