Viaje a Italia (2)


Seconda Settimana

En el museo Vaticano, camino a la Sixtina
Esta semana nos recibió Miguel Ángel con su “creación”, La Capilla Sixtina, quedamos con dolor de cuello y mandíbula de tanto mirar hacia arriba y abrir la boca de admiración, quedamos abrumadas de pensar que estábamos junto a miles de personas de países diversos y culturas tan diferentes a las nuestras que tardamos un rato en asimilar la cuestión, habían personas de casi todos los colores, con ropas extrañas y normales, con cámaras mejores y peores que la mía (mejores en su mayoría), hablando en idiomas, acentos y dialectos tan diversos como ellos y viendo lo mismo que yo veía, una obra maestra. Además pudimos ver a toda Roma desde la cúpula del Vaticano luego de subir, exactamente, 552 escalones Mamma Mia! arte e historia de eso está llena Roma.
Vista desde la Cúpula
Esta semana también aprendí varias frases y palabras bastante útiles, puedo preguntar el precio de los zapatos que me encantan, puede ubicar la salida en el metro o si necesito cambiar de “treni”, puedo cambiar una ropa que no me quedó, puedo ordenar la comida que prefiero y pedir mi gelatto preferido, puedo saludar, dar las gracias, despedirme, en fin, “io capito”, ya puedo sobrevivir en Italia todo se consigue leyendo avisos y etiquetas, prestando atención y con una buena sonrisa.
También me reí de los italianos y sus expresiones, exageran todo a la hora de hablar y siempre parece que están gritando o molestos por algo y resulta que están hablando del clima o del “caldo” que hace. Torturas diarias: montarnos en el bus que nos lleva a Roma y en el metro que nos pasea por Roma. Razón: Siempre huelen mal, según lo discutido con mi tía que lleva 6 años en este proceso, los italianos no se bañan, andamos siempre con unas toallitas perfumadas para ponernos en la nariz porque suele ser insoportable, nos ven raro pero la pena se pierde cuando sabes que nadie te conoce a unos cuantos kilómetros a la redonda. El esposo de mi tía italiano, nacido en Roma, criado en Roma, educado en Roma y orgulloso romano nos discute sólo 3 cosas, nuestra forma de comer (muy poquito y todo junto en un mismo plato), nuestro extraño hábito de bañarnos todos los días (parece increíble para él aunque mi tía siempre lo obliga) y el hecho de que querramos ir todos los santos días a Roma.
Comprar, ser shopaholic en el primer mundo es maravilloso, ver la palabra SALDI (descuentos) es la gloria, todo lo que se ve y a donde se ve es hermoso y de buena calidad a menos de la mitad del viaje ya hemos llenado 2 maletas de cosas (sin ordenar) y eso que aún no hemos hecho todas las visitas obligadas si quieres conocer ROMA. Dios nos ampare cuando nos toque meter esa montaña de cosas organizadamente en las maletas.
Hasta ahora eso ha sido, manténganse atentos para la próxima “settimana”.

La cúpula
Plaza de San Pietro.



Museo Vaticano
Bajando de la Cúpula.

Camino a la Sixtina

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