Viaje a Chile- Día 6
Este día fue para caminar, para darnos cuenta de que no
teníamos cómo cargar la cámara o la laptop por la corriente 220, para conocer
algo más de Chile y su gentilicio, ir al mall (de nuevo) y caminar un poco más.
Fue un día muy frío pero pude comprar mis guantes y mi gorrito para mantenerme
abrigada, una amiga me recordó que se pierde el 50 y el 75% del calor, en
climas fríos, si no cubrimos nuestra cabeza. Conocimos “Los Dominicos”, un
pueblito de artesanía, vimos un pavo real y gatos lindos, grandes y gordos.
Recordé a Maga y la extrañé, por suerte mi tía fue a visitarla y nos envió unas
lindas fotos.
Viaje a Chile- Día 7
Este día fue sorpresivamente excitante, ya era el día en el
que mi madre debía ir a sus ocupaciones, es decir, estaría SOLA, independiente
en un país extranjero, como podrán inferir estaba FELIZ, no es que no disfrute
con mi mamá, de hecho siempre he dicho que somos las turistas perfectas, pero
esa sensación de independencia, libertad y turista mochilera le gana a
cualquier asomo de condescendencia y amor familia (sorry). Una chilena estuvo encargada ese día de llevar
a “divertirse” a los acompañantes como yo, el grupo era algo variado, el único
común denominador era la vejez, todos mis “compañeros” podían ser mis abuelos
y/o padres, pero bueno estaba decidida a divertirme así que eso hice. El destino
Valle Nevado, uno de los centros de esquí más grandes y modernos de Sur América,
ubicado a unos 45 minutos de la capital. Sí, leyeron bien, nevado, esquí y 45
minutos en una sola frase. Fue algo
descomunal, una de las experiencias más fantásticas que he tenido en mi vida,
inolvidable, cuando llegamos estaba nevando, las escaleras estaban llenas de
hielo y era algo peligroso caminar, el frío era INSÓLITO, tenía todos mis
dedos, manos y orejas congelados, tomamos un chocolate caliente en el
restaurant del lugar y… HABÍA Wifi, en ese lugar, junto a esa formidable montaña,
cubierta de nieve, esos kilómetros y kilómetros de terreno esquiable, sí, en
ese lugar, en toda la punta había wifi, tomé un exquisito chocolate (pude
tweetearlo) y no me pude borrar la sonrisa hasta la noche, cuando asistimos a
la fiesta de toda SHOPAHOLIC, Black Friday,
en el Centro Comercial más grande y maravilloso, descuentos en todas las
tiendas, concursos, premios, locura, sentimiento de culpa y Starbucks (jamás me
cansé de ir). Ese, sin duda fue uno de los mejores días.
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